Se llamaba Diego y vestía de
verde. Llevaba un uniforme que impone respeto; a veces, distancia, desde la
proximidad, humanidad y servicio y generosidad y todo lo que ustedes quieren
agregar… y se van a quedar cortos.
Era ya con la noche entrada.
Llovía sobre el pueblo y llega el aviso. Un accidente. El arroyo crecido, más
agua de la que suele llevar cualquier día normal y va turbio porque es el
arrastre del barro de la campiña.
Sale con otro compañero. Bueno
en la escala en que se mueven las personas que sirven a la sociedad desde un
estamento militar es otra persona con graduación diferente.
Se van – él según cuentan ya no
estaba de servicio – pero se monta en el vehículo. Van hacia el sitio desde
donde ha llegado el aviso de un accidente. No lo dudan. Se ponen manos a la
obra. Un resbalón inoportuno, el terreno mojado, un traspié… ¡Vaya usted a ver
qué pudo ser sin luz, solo la luz de una linterna, al parecer, y lloviendo!
El agua turbia y desbocada, el
agua embravecida y maloliente porque las aguas crecidas huelen a fango y a
muerte y desapareció No había rastro. No se sabía nada, compás de angustia.
Sus compañeros lo han buscado
por la orillas del arroyo y, luego por río. Entre la maleza y el barro. Han
apartado cañas, troncos y brozas, maleza
de la que crece espontánea y de la que se acumula por la suciedad de los
cauces.
Se llamaba Diego y vestía de
verde. Otra vida más; otro hombre más. Todos
coinciden en que era servicial y buena persona. Aún no ha dicho nadie – yo no
lo he escuchado – que diga que es un héroe que ha dado su vida cuando iba a
rescatar a otras personas.
Ahora lo que procede, cuando
las aguas vuelvan a su cauce, es que el Ayuntamiento de Guillena – un pueblo de
la provincia de Sevilla – rotule las dos esquinas, la que entra y la de salida
de una calle con su nombre. Los hombres de mañana preguntarán quién era Diego y alguien les contará la historia….
Amigo Pepe,con tu publicación me has hecho sentir orgullo por reconocer la entrega hasta la muerte de un compañero al servicio de la comunidad.Yo te doy las gracias.Un abrazo.
ResponderEliminarAmigo Pablo, somos nosotros, la sociedad entera, quien tiene que mostrar el agradecimiento. Dais muchísimo cambio de casi nada.
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