lunes, 12 de marzo de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Los mirlos del jardín


Barrio de Chamberí; distrito Almagro. La calle General Martínez Campos baja o sube – para el caso es lo mismo – de Santa Engracia a la Castellana. Coches. Muchos coches. Ruido sorno y constante como es norma en estas venas circulatorias que desangran  las arterias de las gran ciudad.

Una verja de hierro forajdo; dos puertas. El acceso al patio… Un guardia de seguridad. Hay un mirlo buscando bichillos entre el mantillo de los arriates. Es un mirlo de jardín. Está habituado a las visitas. El pájaro de pico y matas amarillas es prudente; levanta el vuelo y se esconde en la frondosidad de los mirtos que hay que el fondo.

Sorolla diseñó el jardín del palacete que iba a ser su casa. Lo hizo – no podía ser de otra manera – a su capricho y gusto. Se llevó  aires de los Reales Alcázares sevillanos y el embrujo del Generalife. Se entretuvo en combinarlos con la luz de Madrid y la sensibilidad del Levante.

El jardín es un remedo de arte. El pintor valenciano lo llevaba en sus pupilas. Mosaico y fuentes de mármol,  cerámica de Triana,  azulejos, mirtos y naranjos, rosales, agua que corre y como en otros lugares canta o llora y, si por un momento se hace silencio y cesa el ruido que entra de la calle, entonces, entonces solo hay que entornar los ojos y dejarse llevar por los sentidos…

Esculturas, portada que refleja otras portadas, columnas de hierro que soportan plantas trepadoras que buscan el cielo, pedestales y figuras pompeyanas, y ahora, se sabe, también, que el artista se trajo parte de Italia a su palacete de Madrid.

Suelos armosiosos, cantos rodados, arriates y un laurel que plantó el propio Sorolla. Una pérgola formada por seis columnas con capiteles genoveses. Unos rosales trepadores de flores blancas y amarillas ocupan el lugar donde antes estaba la glicinia morada…Un busto del Maestro…

Todo es intimidad. Recoleto, íntimo. En su justa medida ni sobra ni falta; ¿Un trozo de Andalucía trasladada a Madrid?, puede. ¿Un lugar recóndito dentro de la gran ciudad donde hay mirlos en el jardín?, también.





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