viernes, 8 de septiembre de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Virgen de Flores


                                


                                     Virgen de Flores Coronada, Co-patrona de Álora

 

8 de septiembre, viernes. Septiembre huele a aceitunas de verdeo y a barbechos; a Virgen de Flores y a nardos. Anuncian que el verano se está yendo, aunque este año cueste creerlo. Septiembre tiene un murmullo de pámpanos secos en la parra y racimos de moscateles en los paseros…

Septiembre es sinónimo de Virgen de Flores. La imagen de la Virgen vino al pueblo – un año más – a finales de agosto. En la parroquia de la Encarnación ha recibido veneración y culto a modo de novena desde el 30 de agosto al 7 de septiembre. Ha sido un desfilar continuo, en manera de novena, maravillosamente igual cada año, donde se acude a la Madre que por unos días ha estado como una vecina más del pueblo.

La Virgen de Flores está entronizada en el santuario del mismo nombre, a dos kilómetros de la localidad. Allí reside durante todo el año salvo momentos excepcionales, o como norma, a finales de agosto. El domingo siguiente al 8 de septiembre se retorna en romería hasta lo que fue convento de frailes recoletos. Así, cada año.

En el atardecer, cuando la luz del sol ya traspuesta por el Monte Redondo diga que ha llegado la noche, se procesiona en unas andas de alpaca plateada por las calles. Por un rato el pueblo huele a nardos, la flor que en sus varas florecen de manera artificial junto a la Madre.

La devoción a la Virgen de Flores arranca a finales del siglo XV, cuando la trajeron, según la tradición, los hijos de Encinasola, en 1484 tras la toma de la fortaleza por las tropas de los Reyes Católicos que emprendían la conquista del Reino de Granada. Se veneró en una pequeña ermita donde se asentó el campamento cristiano.

En 1590 el Concejo de Álora pidió a los frailes franciscanos de Nuestra Señora de los Ángeles de la ciudad de Málaga la fundación de un convento en la localidad. En 1592 inician las obras. El primer Padre Guardián del Convento fue fray Diego Gómez. Los franciscanos recoletos permanecieron hasta 1835 en que fueron desamortizados por Mendizábal. El último Padre Guardián fue fray Antonio Estrada.

Los avatares del Santuario han sido muchísimos sin embargo la devoción hacia al Virgen de Flores ha permanecido intacta aflorando públicamente de manera más palpable el 8 de septiembre festividad de la Natividad de la Virgen..

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario