jueves, 14 de septiembre de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Por los cerros de Úbeda

 

 


A dos amigos que esta tarde andan por esa bendita tierra...


14 de septiembre, jueves. ¿Adónde te escondiste / Amado, y me dejaste con gemido? / Como el ciervo huiste, / habiéndome herido;  / Sali tras ti, clamando, y eras ido….” El hombre que escribió esto había nacido en Fontiveros. Tuvo una infancia terrible. Su hermano murió de hambre; él, casi. Se conoció como Juan de Yepes. En la iglesia como San Juan de la Cruz. En la literatura española como el más grande poeta místico de nuestra Historia.

Llegó a Úbeda en los primeros días del otoño de 1591. Fue a curarse de “unas calenturillas”. Después, han dicho que era una erisipela que degeneró en una septisemia. Su celda muy humilde. Entregó su vida en la noche del 12 al 13 de diciembre, con cuarenta y nueve años…

Hileras de olivos plantados en perfecto alineamiento peinan lomas y cerros; alternan con campiñas de barbecho. Montañas azules en la lejanía. Cazorla y su sierra un poco más allá. Solo un poco más allá y luego se pierden por la de Segura y por Quesada, por Benatae y por Siles…

Los pueblos de la Loma de Jaén, en lontananza, son pueblos blancos; salpican colinas onduladas, a veces, pardas, a veces, rojizas; la carretera  una raya entre olivos bajo un cielo entoldado.

Desde la lejanía, Úbeda aparece recostada: caserío blanco de tejados pardos. En el horizonte algunas torres le dan nota de un pasado esplendoroso.

Úbeda regala Renacimiento. Es una prolongación de Vandelvira, y de la cerámica de Tito, de la música de Sabina, de la literatura de Muñoz Molina…

Las plazas son amplias. No tiene agua la fuente en la plaza de Vázquez de Molina. El Salvador, majestuosidad en piedra, espera al otro lado, reminiscencia de un pasado que fue y que se resiste a irse. Vive de un recuerdo ahíto de esplendor. Atesora mucho arte y la esencia acumulada a través de los siglos.

Sus calles rezuman Renacimiento: palacios e iglesias, monumentos civiles, casonas con dinteles de piedra y fachadas blasonadas; forjas y retablos. Recuerdos de Carlos V en la piedra del palacio de Francisco de los Cobos.  

Úbeda es la antesala de la Sierra de Cazorla. He pernoctado muchas veces… La última vez que estuve me subí en un artilugio a modo de tren articulado con neumáticos y recorrí la ciudad desde un balconcillo abierto. No la anduve, como otras veces, a música de talón, y es que los años… Pues eso, ¡ya se sabe…!

 

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