lunes, 26 de junio de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Rapaces nocturas.

 

 

 


 

26 de junio, lunes. La luna, en cuarto creciente; esa media luna que ha aparecido en cielo  está escoltada, según contaba el hombre el tiempo, al mediodía en el telediario, por los Venus y Mercurio.

Un tropel sordo corrió de punta a punta por el palomar; llevaba prisa. Era la lechuza. Vino de cacería; estas aves cuando se lanzan sobre la presa utilizan el factor sorpresa. Debe estar criando en algún sitio; sus polluelos también, necesita sobrevivir. Me dicen que se han apurado los gatos que había por Los Llanos y, ahora, se las andan por los palomares.

Cuando yo era niño, en las noches frías y largas de invierno cantaba un autillo en las araucarias que orillaban la vía del tren. Parecía que espantaban a la luna y a mí me daban miedo aquellos aullidos monocordes y miméticos. El autillo buscaba su comida o llamaba a otros de su especie.

El búho, dicen que es el más inteligente de las rapaces nocturnas. Lo identifican con la sabiduría - a la lechuza, también - y sé de amigos que los coleccionan y tienen las estanterías de sus librerías pobladas de búhos de cerámica, claro. El búho no se junta con todo el mundo y es muy selectivo.

El mochuelo – tiene otra literatura - ve cómo llegan las primeras luces del alba desde los cables del tendido eléctrico. Juanito Rivas contaba de la apuesta entre un mochuelo y la golondrina a ver cuál de los dos llegaría más cerca del suelo sin rozarlo. Cuando vio lo que se le venía encima, contaba Juanito que exclamó: “la clase de mochuelazo que me voy a pegar yo con la leche de las apuestas”.

Estos días, me suelo levantar muy temprano; me voy al campo. Cada mañana hay uno, posado en los cables, en los alrededores del Cerro Pelao. Yo le doy los buenos días. Él no me contesta nunca. Solo me mira desde su lugar de privilegio y deja que yo siga mi marcha.

Cruzan los campos andaluces las rapaces nocturnas. Don Antonio Machado vio volar desde Baeza a Sierra Mágina, una lechuza, pero esas eran otras historias. Don Antonio contaba que venía a beber en el velón de aceite de Santa María, en la catedral,  y que san Cristobalón la quiso espantar y  que la Virgen le dijo que no… ¿A que eso es muy bonito? Es una lástima que algunas cosas tan bonitas no sean verdad…

 

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