sábado, 12 de noviembre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. España desconocida: El Valle de Ambroz en otoño



12 de noviembre, sábado. Una carretera serpenteante y estrecha une, a través, del Puerto de Honduras, los valles del Jerte y el de Ambroz. La ladera oriental se halla desprovista de arboleda; la de poniente, por el contrario, exuberante y frondosa espesa y tupida: castaños, pinos y robles. Los castaños se han puesto el manto de cobre, los pinos siguen son su ropaje de cada día, los robles, poco a poco, se despojan. Hay una alfombra de bellotas y hojas secas por el suelo.

Se han secado los helechos. El bosque ya no tiene la frondosidad del verano. La naturaleza se acomoda a la estación que llega. Ahora, los tibios rayos de sol dorados del atardecer se filtran por bosque galería que hace solo unos meses era impenetrable.

Desde la cima el puerto el valle se ve como un mosaico gigante de colores bellísimos. En la lejanía se recortan las cumbres de la Sierra de Gata o de la Peña de Francia. Allá a lo lejos, pero que muy lejos, Portugal a donde tarda un poco más en llegar la noche; más cercanas las tierras charras. El horizonte está limpio.

Aún no han llegado las nieves y la Cobatilla todavía muestra su cuerpo de piedras desnudo. Luego vendrá el invierno y si todo viene como tiene que venir llegará el manto blanco. Con el deshielo esa nieve será agua que alimente mares cerrados en forma de pantanos. Toman nombres propios: Valdeobispo o Gabriel y Galán… (“Esta noche he dormido en el monte / con el niño que cuida mis vacas…” ¿Se acuerdan?

Hervás asume su rol de capitalidad en una síntesis de historia y presente. La autovía hace que ya no se tome la carretera que lleva a Baños de Montemayor y por una cuesta, a lo más alto de Puerto de Bejar.

En el barrio judío se dan la mano la soledad y el silencio. Calles estrechas y angostas dejan ver un cielo azul y balconadas con flores; por las tapias de los huertos asoman ramas de ciruelos y cerezos que esperan su tiempo. Una fuente vierte un caño de agua clara, limpia, fresca…

Callan las sombras bajo la vigía cercana de Santa María, sabedora de silencios, conjuras y traiciones. Conoce de huidas y expulsiones, de tiempos de intolerancia… Tañe, a lo lejos, una campana; los castaños dejan caer lentamente sus hojas de oro viejo.

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