viernes, 11 de noviembre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Por las orillas del Foix



          Castellet (Tarragona)


11 de noviembre, viernes. Viajo con novela histórica de Jesús Sánchez Adalid Las Armas de la luz bajo el brazo. No es una guía turística. Es algo así como tener un puñado de notas desmigadas de Historia al alcance de la necesidad. Sigo la sombra del Abad Oliba. Ni estamos en el año 1000, ni Almanzor amenaza el norte de la Península, ni los condados catalanes están unos contra otros. Las Armas… me dan mucha luz para el camino de hoy.

En las orillas del río Foix que entrega sus aguas – su poca agua – por Cubellas al Mediterráneo nació parte de esta hisotria dejo escrita como notas en mi Cuaderno de bitácora. Allí se establece la frontera. Nace la Marca Hispánica. Desde Córdoba se irradia el poder y la guerra. Almanzor saquea, arrasa, siembra temor y miedo. Castellet es un castillo, sobre un promontorio a orillas del río.

Junto al mar sobresalte un pueblo turístico, Sitges. Allí, Santiago Rusiñol y César Gonzalez Ruano, afincaron parte de sus vidas. Es una tierra  salpicada de pinos y lentiscos. Dejo el mar y giro hacia el interior. Me adentro por el Alto Penadés. La tierra quebrada y seca, de color ocre, con mucha piedra menuda.

Aguas arriba del río Castellet. Paso por el pantano de su nombre, el de río, el Foix.  Sobre sus aguas crece una nata, dicen que son algas consecuencia de la contaminación. Es una nata de color verde. Huele mal. La presa es pequeña, de piedra y muy rudimentaria. Continúo camino por entre los pinos. Al borde de la carretera Castellet. Es un pueblo precioso, diminuto, algo así como un castillo roquero pero con algo más. Ya no estoy el Garraf, aquella tierra deshabitada en los albores del año 1000.

Bordeo Castellet. Ahora, después de los avatares de los tiempos, es un reclamo, de esos a los que a algunos nos cuesta pasar de largo. Es de esos sitios a dónde va el viajero…

El castillo – de Castellet, naturalmente-, se remonta al 977. Su influencia en la corte condal de la Barcelona de aquel tiempo fue muy grande. Borrell II lo vendió a Unifret Amat, primer señor de Castellet. En el siglo siguiente su término era más extenso que en estos días cuando el calendario dice que estamos en el siglo XXI… Sus posesiones llegaban hasta Cubellas, en la desembocadura del río.

 

 

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