viernes, 19 de febrero de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora.

 

 

                                  


 

Es una plata espinosa – hablamos del espárrago silvestre -  que crece en lugares soleados y secos, bien ventilado y sin excesiva humedad. Gusta de aparecer entre las piedras de los majanos, en una herriza, en las quebradas donde solo llegan algunos animales y con mucha dificultad la mano del hombre.

Aparece también en los bordes los caminos, y en los taludes de la vía del tren. Eran proverbiales, eso dicen - los que crecían en la abandonada vía del tren de Madrid a Almorox , en Toledo, donde el Lazarillo y el ciego protagonizaron el episodio de las uvas junto al vallado ¿lo recuerdan? o entre Pinto y Valdemoro pero eso son otros lópece.

Florecen a finales de agosto. Entre la gente del campo existe la creencia de que una buena floración es el preludio de uno otoño rico en lluvias y benefactor para el campo. Todo es posible.

Lo comieron romanos – de su mano pudieron venir a la península Ibérica -, griegos y egipcios. El tratado más antiguo que se conoce sobre la cocina De re coquinaria, escrito por Marco Gavio Apicio, en tiempos del emperador Tiberio, en el siglo I, da cuenta de un puñado de recetas, y de las distintas maneras de usarlo en la cocina de Roma.

El esparrago es bajo en calorías, no tiene ni grasa ni colesterol y su contenido de sal es muy pobre. Tiene propiedad diurética hasta el punto que en algunos lugares de España se recomienda como algo muy bueno para la limpieza del riñón. La riqueza de esparraguina hace que le dé un olor muy característico a la orina si se toma una cantidad apreciable.

En la cocina, según qué sitios se usan de manera diferente. Quizá la más generalizada es a manera de tortilla con huevo y aceite, si es de oliva virgen extra, mejor, en majillo, y también como acompañante de carnes de caza o de aves de corral.

 En Álora, desde siempre, se han considerado “libres”. O sea, que no son propiedad del dueño de la finca donde crecen espontáneos y cualquier persona puede entrar a recolectarlos. Así se recoge en el Libro del Repartimiento tras la conquista por los Reyes Católicos.  Aquí, también se usan en la cocina, es un componente esencial en el palto estrella de la cocina autóctona, las sopas perotas y si se acompañada con unas naranjas cajeles

 

1 comentario:

  1. Qué bien observado y escrito. Una gozada el leerlo. Escribirlo no va más. Gracias

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