miércoles, 26 de abril de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Dehesas y más dehesas





Arroyomolinos de León fue tierra extremeña hasta la división territorial de 1834. En 1840 pertenecía al Priorato de León, Orden de Santiago, y a la Vicaría de Santa María de Tentudía.

El viajero va por terreno pedregoso. Cercas de piedra delimitan el campo. Pasta el toro bravo, el porcino y la oveja. Habla con la gente. Nota que cambia el acento y el giro de la oración y el uso de expresiones como “quédele, el coche allí...”, “tome agua que sea” o, “vaite po tras del cercado”... y ahora, más que nunca, comprende que Extremadura está a vista de poco que se levante las cabeza. Es decir,  al lado.

Se encuentra con alguien que como él recorre lugares y da en ir a sitios como estos. Y detecta a quien no respeta la intimidad de las personas que viven por allí, y que hay quienes se visten de espantapájaros  para ir por esos mundos de Dios. Pero esos no son viajeros. Eso es otra cosa...

Pasa por Calera de León, Cabeza la Vaca y Cañaveral de León. De paredes blancas y casas enrejadas. De flores cabe la fuente y de verdor a orillas del agua en los veneros que alimentan al río Rivera de Huelva por terreno “abrupto y serrano”.

Busca casi la protohistoria; llega a Cala pregunta por las minas de hierro y de cobr. Las explotaron los fenicios y aún siguen  en pleno (¿?) rendimiento. Descubre que le dedican una plaza al minero; una calle tiene rotulado: ‘Málaga’.

Por aquí, la agricultura, para complemento del vivir cada día. Es decir: subsistir. Le dicen que hay lugares de interés. Están – no va-  en las sierras del Castillo y Valdenueces. Como si el verdadero interés no estuviera en saber qué hace, cómo vive, qué sueña la gente que, por mediados de agosto, van, en romería, a ver a San Roque y, por septiembre, a la Virgen de Cala.

Está al pie de la Sierra de San Benito. Del castillo, sólo ruinas, pero en la mente de muchos la creencia del tesoro oculto que, algún día, alguien tendrá la fortuna de encontrar.

¡De ilusión, sabe, también se vive! La dehesa está con la yerba de primavera. Casi no ha llovido; cerdos bajo un bosque de alcornoques y encinas…


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