sábado, 8 de abril de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Las nuestras: Carmen Laforet

Carmen Laforet nación en Barcelona, 1922. Era una mujer menuda, morena de ojos grandes, mirada profunda. Era una mujer solitaria que se apartó voluntariamente del mundo de rencillas, envidias y zancadillas que proliferan en el mundo de la literatura.
De niña vivió en Canarias. Carmen volvió a Barcelona, a la casa de la calle Aribau donde vivían sus abuelos y donde sitúa la novela Nada en septiembre de 1939… Una placa en la puerta lo recuerda.

Su padre, arquitecto, profesor de la Escuela de Peritaje Industrial. Con dos años, Carmen pasa a vivir a Las Palmas por traslado profesional de su padre. En Canarias sufre la muerte de su madre; la marca para siempre. Su madre, toledana,  de origen humilde pero una riqueza interior enorme le deja una huella indeleble.  Siente también la unión con sus hermanos.

En septiembre de 1939, recién acabada la Guerra, en Barcelona comienza Filosofía y Letras; no la termina. Tres años después marcha a Madrid a estudiar Derecho; tampoco la concluye. Carmen es una  mujer introvertida y lee todo lo que cae en sus manos.
Con veintidós años llega la fortuna a su puerta a modo de premio. Gana el Primer Planeta. Su obra Nada, la premiada. No es una obra autobigráfica pero tiene mucho de ella.  Nada comienza a ser un clásico. Es 1944; España está en la posguerra de represión. 

Se casa, del matrimonio nacen cinco hijos. El matrimonio se rompe en 1970. Pasa momentos de dificultad. Carmen vive en un mundo machista amparado por una Dictadura. Comienza una relación epistolar con Ramón J. Sender a quien había conocido en Estados Unidos unos años antes. Sus conversaciones epistolares sobre Dios – ambos son creyentes aunque de modo distinto – y Santa Teresa, los hijos, la inseguridad…Se publicaron un año antes de su muerte bajo el epígrafe Puedo contar contigo.

De Carmen quedan patentes tres cosas: es la autora de Nada; su fobia social, y su retirada de la primea plana para sumergirse en un mundo de silencio. La obra de Carmen es extensa. Azorín, José María de Cossío, el propio Sender, Melchor Fernánez Almagro, Juan Ramón - de quien toma Nada – , o Laín Entralgo hablan del impacto que tuvo fuera y dentro de nuestras letras.


Carmen Laforet muere en Madrid en 2004

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