martes, 18 de abril de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Cal

L a cal le dio su esencia y lo hizo blanco. Cada mañana le da la bienvenida al sol cuando aparece por detrás de las crestas de los Lagares y lo baña con los primeros rayos del día…

La cal de dio su esencia y le da envidia al pueblo que se extiende, cuesta arriba, enfrente, empinándose para llegar hasta los pies del Hacho que casi toca con la yema de sus dedos y no lo puede alcanzar nunca…

La cal le dio su esencia para que desde la altura lo vean los pájaros de acero. Vienen de tierra de muy lejos y descienden, suavemente, con un rugir de motores que retienen el vuelo porque ya presienten cercano el aeropuerto…

La cal le dio su esencia, y hace que mire al río que va despacio, y juega entre el verdor de las huertas, y caracolea en meandros de capricho en un sí quiero y no puedo porque presiente su entrega al mar que tiene al alcance de la mano…

La cal le dio su esencia para que desde la lejanía las montañas recortadas en el añil del cielo lo vean como un deseo que se ve, que casi se toca, que casi… pero está allí, en su sitio, quieto desde el paso de los tiempos…

La cal le dio su esencia para que otee horizontes  desde donde viene la brisa que refresca los atardeceres del verano  cuando las estrellas salen – porque las estrellas no hacen buenas migas con la luz – más tarde al recreo y pueblan el cielo de puntitos parpadeante, distantes…

La cal le dio su esencia para que se conjuguen todos los verbos con los que juega la Historia y se acunen al amparo de los muros del castillo que sobrevive y está ahí y es emblema y seña y orgullo de su pueblo….


La cal le dio su esencia…“Pongamos que hablo” de Álora, blancura del cal blanca, y del Barranco, el Albaicín nuestro bajo un cielo de azul  con palomas y estorninos en el campanario y vientos que juegan al escondite con nubes de algodón… 

La imagen puede contener: cielo y exterior

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