martes, 11 de abril de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Música

La música al final, lo arregló todo. La banda comenzó a tocar. Los que aún estaban por la zona siguieron viendo el cortejo que se reanudaba; ¿los otros?, averigüen dónde llegaron algunos corriendo. Estampida; desbarajuste; desorientación y más desinformación.

No tenía que pasar; pero pasó. Hay psicosis de atentado. Da la impresión que alguien está interesado en que pase algo fuera de la normalidad para sacar pecho, y luego, contarlo. Y, después, un rosario de medallas…. ¡Si lo decía yo!

Claro, muchacho, claro que lo decías tú. Pero, fíjate no pasó nada. Dos heridos por cortes de una valla. (No tendría que haber habido ninguno; lo hubo). Todo comenzó por una pelea callera. ¡Qué cosa más rara! De momento voces, gente que corre, rumores; se rompe la procesión.

 El miedo es el libre; la conciencia de dónde y el porqué se va es otro cantar. Algunos de estos no tienen nada que ver con los cristianos de otras zonas de ese pequeño mundo donde sí se juegan la vida de verdad. Por cierto, pregonan que son cristianos donde saben que les va la vida. Aquí ¡qué quieren, sale más cómodo!

Me concome un razonamiento. Prescindo del fervor y religiosidad.  El Cautivo lleva detrás una auténtica manifestación. Una pregunta, sin acritud. ¿No existe un servicio de orden como en cualquiera otra aglomeración humana? Hay que hacérselo ver a quien corresponda.

El Cautivo, bueno, la procesión de Jesús Cautivo bajaba por Carretería. Dicen que la cosa empezó con dos en una agarrada. Se suman otros. Se desata el desatino. Hay quien ve – lo cuenta el periódico – armas, fogonazos de disparos, un coche que viene a toda velocidad por dirección contraria…

La cosa no queda ahí. Comienza a acudir policía. Un helicóptero sobrevuela la zona. Todo cuadra. Solo faltaba escuchar la deflagración. El cóctel servido; el pánico libre. La gente comienza a sacar conclusiones erróneas. El vehículo policial solo pretendía una información para poderla transmitir a los que estaban en tierra…

Alguien, una vez superados los primeros momentos, tiene una idea lúcida. Ordena que toque la banda; lo hace. La música ayuda a recomponer el cortejo. La procesión se pone en marcha. Viene apelo lo de Lorca: “Señores guardias civiles: aquí paso lo de siempre. Han muerto cuatro romanos / y cinco cartagineses”.

Pues ya ven, ni eso.

La imagen puede contener: una o varias personas, noche, tabla, exterior e interior



No hay comentarios:

Publicar un comentario