miércoles, 30 de agosto de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La tremolina

 




30 de agosto, miércoles. Lo escribió el gran Agustín Lara en el chotis inmortal “Y vas a ver lo que es canela fina y armar la tremolina cuando llegues a Madrid”. El maestro escribió también otras cosas preciosas: “Granada, tierra soñada por mí…”

-         Maestro, le dijo alguien, y ¿por qué escribió Granada, tierra soñada por mí, si nunca había estado en Granada?

-         Por eso, eso, dicen, que respondió.

España llevaba ‘disfrutando’ de eso que llaman la tremolina, o sea del “ruido y confusión provocados por gente que grita, discute o enreda” (así la define el Diccionario de la RAE) desde hace mucho tiempo. Demasiada hojarasca. Este verano la cosechas, excelente.

Al parecer los españoles hemos perdido los cuatro puntos cardinales hace mucho tiempo. Ustedes me dirán que si no pensamos viajar para que queremos saber por dónde se pone el sol o por dónde aparece cada mañana. De sobra saben que no van por ahí los tiros.

Anoche me encontré con un matrimonio amigo. Dentro de unos días se reincorporan a la escuela. Hablamos de la situación. Me dijeron algo que muchos llevamos observando desde hace un montón de tiempo. Aquí lo primero que falla es la Educación.

Tenemos la juventud mejor formada desde no sabemos cuándo. Todos los gobiernos han invertido y seguro que lo van a seguir haciendo cantidades muy cuantiosas en formación. A eso le llaman planes educativos. Se han olvidado de la premisa fundamente. La Educación echa las raíces en la casa.

Estos días nos salimos del asombro cuando se analizan algunos comportamientos de personas que, en teoría – en la practica son otra cosa – están llamados a dar ejemplo para jóvenes, y no tan jóvenes. Son gentes que por su situación tienen más de espejo en que deberíamos mirarnos que no de repelentes a los que no nos podemos ni acercar.

No es cuestión de entrar en detalles. Nos sobran tertulias, telediarios, opiniones…. Nos sobran tantas cosas que, a medida que van surgiendo, uno echa de menos que lo que más falta, es sensatez. Alguien dijo aquel tópico de que el “sentido común era el menos común de todos los sentidos” Y miren que le vamos a tener que dar toda la razón.

Ojalá llueva y se limpie esta atmósfera contaminada de cuentistas, vividores y gente que no tendrían cabida ni en el patio de Monipodio ni servirían para hacerle compañía a Rinconete y Cortadillo….

 

 



 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario