miércoles, 14 de octubre de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Los brócolis son para el invierno



Hay hortalizas de verano (tomates, pepinos, calabacines o pimientos…) y hortalizas para el invierno (col, coliflores, rábanos y rabanillas, lechugas, alcachofas, acelgas…). A los brócolis les sienta bien el frío. Vamos, que son para el invierno. No quieren saber nada de los meses donde atosiga el calor.

Dicen que vienen de Italia. No se ponen de acuerdo, porque hay quien afirma que su origen está en Calabria, o sea, en la ‘punta’ de la bota del mapa, lo que apunta al sur y a un clima más bien cálido; otros dicen que vienen del norte, de las regiones donde los vientos fríos de los Alpes se extienden por el Piamonte, la Lombardía o el Véneto. Da igual, en el siglo VI a C. ya era conocido y estaba en las mesas del Imperio romano.

Se les puede considerar la joya de las hortalizas por sus grandes aportaciones de Vitamina C y, en cantidades estimadas de la A, además de otras propiedades que los hacen imprescindibles si se quiere mantener un equilibrio alimenticio, porque además carecen de grasas y son muy ricos en aportaciones para prevenir enfermedades serias. Agregan también, que benefician al hígado o al riñón…

Se siembra en semilleros. La semilla del brócoli se puede mezclar con arena de tal manera que, al esparcirlos sobre una tierra rica en estiércol, al nacer, - suele tardar unos diez días en germinar -  no aparezcan muy juntos y luego sea más fácil su posterior traslado para la siembra en hileras, con humedad constante pero sin encharcamiento.

Son exigentes en suelos ricos en materia orgánica, además de potasio y nitrógeno. En ocasiones, sufren ataques de hongos o de otras plagas como la mosca o la mariposa de la col, esa mariposa blanca con puntitos negros en sus alas. Depositan la puesta de huevos en el envés de las hojas y al nacer, las larvas se alimentan de las hojas dejando el tronco pelado y por consiguiente, con la pérdida de su valor nutritivo y comercial.

El brócoli puede venir a la mesa de la mano de infinidad de recetas: salteado, hervido, al horno… pero no debe faltar la condición principal: que venga.


 

 

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