domingo, 24 de junio de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La del alba



Mi amigo Bartolomé, a quien conozco desde hace – solo faltan unos meses – casi sesenta años me pone un correo. Viene de Madrid.  Ha  esperado en Atocha la salida del AVE de Málaga. Es el primer tren de la mañana. Dice que a esas horas solo estoy levantado yo. No está falto de razón.

Le contesto que si no se duerme con la marcha del tren verá  amanecer por las llanuras manchega y que podrá hacer bueno aquello que contaba Cervantes: «La del alba sería cuando don Quijote salió de la venta, tan contento, tan gallardo, tan alborozado por verse ya armado caballero, que el gozo le reventaba por las cinchas del caballo”.

Seguimos un rato de cháchara. Casi nos estamos telegrafiando el viaje. Me dice, al rato, cuando le pregunto si está cruzando Sierra Morena, que ya está en Córdoba. En una hora, le respondo, en Málaga…

Comentamos que a esas horas es también un momento espléndido para pensar en aquello de “mil gracias derramando / pasó por estos sotos…” y todo eso que sabemos. El sol ya estará un par de palmos sobre el horizonte.

Le pregunto cómo puede vivir en su pueblo de adopción, o sea Benalmádena con esa vorágine de coches y gente. Me contesta que lo sufre, a diario, sobre todo cuando ejerce de abuelo y tiene que acercarse a Málaga.

Por cierto, casi me coge el amanecer en aquella zona.  Es la noche de San Juan.  La aglomeración de los que regresan de las hogueras en la playa invade la calzada. La circulación lenta, casi parada. No se anda.

No vi por allí al conde Arnaldos ni por supuesto a ningún caballo que se acercase a beber a la playa. Era otro personal. Me daba la impresión que bebía, pero otra cosa…

Tercia, un poco de después, Sebastián. Elogia – siempre él tan dadivoso – la lingüística y la semántica. Sebastián está de broma. Para broma la de ese nota que se le ha ocurrido pedir que derriben el acueducto de Segovia para acabar – según leo en el periódico, El Comercio de Gijón, viernes 22 de junio – con un símbolo de la  ‘opresión’ de los romanos. Seguro busca un minuto de gloria. ¿A que cuadra que ‘hay gente pa tó’? Pues eso.




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