jueves, 21 de junio de 2018

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Civismo



Pues no, no era el puto negro de la patera ni el ‘hombre de color’ como, eufemísticamente, se le llama al chavó de dos metros, -  centímetro arriba, centímetro abajo - que las encesta todas y que juega la baloncesto en un equipo de renombre…

No era el negro que aparece entre cuerpos – unos más que otros – que intentan un bronceado de sol en las arenas calientes de la playa, mientras las olas van y vienen y él, ¡hombre hombre cargado de relojes, bolsos, carteras y sin vender un clavel (tampoco lleva claveles, claro) camina lentamente.

No era ese tipo de ojos rasgados bajitos, que llegaba desde muy lejos y siempre aparecía parapetado detrás de una máquina de fotografías de marca Kodak y que decían que eran espías que venían a copiar lo nuestro.

No era, ni mucho menos, aquel que aparecía pilotando un avión sobre las aguas del Pacífico y que, indefectiblemente, siempre derribaban los americanos porque eran listísimos y comandados por hombres guapos – y no tan feos como ellos – que tenían una ropa recién planchadita…

Las imágenes han llegado desde ciudades rusas donde se celebran los Campeonatos del Mundo de Fútbol. Ciudadanos anónimos de Senegal y Japón, finalizados los partidos que jugaron sus selecciones han recogido la basura que habían tirado otros… ¿Cómo? No es posible. Sí, es posible. No hay truco y es verdad. Eso se llama civismo.

Recuerdo una mañana en el aeropuerto de Jabarosk (Siberia). Un grupo de 16 españoles bajamos en el ascensor atropellándonos unos a otros y gritando. Compartíamos espacio con las maletas. Al salir, comprobamos que el espacio del  salón estaba ocupado por  otras maletas perfectamente ordenadas. Dos personas, las puntearon. Un poco después apareció un grupo numeroso de japoneses. En orden. Cada uno tomó su maleta. Desaparecieron sin dejar ni rastro ni ruido….

Lo de las imágenes que se han difundido no es una casualidad.  Ya ven, ni puto negro, ni hombre de color ni tipo bajito medio pajizo y de ojos rasgados. Ciudadanos de otros países que acaban de darnos una lección.

Y si no, piensen en nuestras calles después de pasar una procesión, en las noches de fines de semana, en los arriates y macetas de las calles, en los parques, en los destrozos del mobiliario urbano, en… ¡Qué lejos estamos de eso que se entiende por civismo!





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