domingo, 21 de agosto de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Orden

Es lo que intenta el viajero. El viajero, de regreso a su rincón, intenta poner orden en un caos de ideas, paisajes, campos, azules y olas, cielos, caminos que sí llevan a muchas partes; nubes que cruzan y van y componen figuras raras; y delfines y sirenas…

Vasco da Gama sigue allí, en bronce, y mira la mar océana desde la punta de Sines. Él, que en palabras de otro portugués inmortal, Camoens, quiso para sí toda la gloria de un Eneas nuevo. Grándola, que sí sé que  es “terra de fraternidade” deja que pase el sol alentejano camino de América cuando se va la tarde.

Monsaraz otea soledades y campos traspillados; el sol cae a plomo. La temperatura, aplasta. Como aplasta el calor en Mourao y en ese mar interior, amansado el Guadiana  hecho ya presa de mar entre tierras resecas, buey para cabestro.

Encinasola es un hervidero de sentimientos. De los que flotan por el aire de la ausencia,  y  otros que se hacen presentes en el sentir del folclore. Flores y el Múrtiga o la Ribera que para el caso es lo mismo; cantares de quintos “ya se van los quintos madre / que los llaman las campanas… “¿Adónde van los quintos?

Encinasola ofrece, en noche de luna nueva, algo que no se cuantifica, que no se mide, que no se empaqueta doblado y con mimo en la maleta para echarse a andar. A eso se les llaman sueños. Al igual, otros, lo llaman de otra manera.

Busca el viajero en Toledo la sombra de doña Jeronima de las Cuevas. Sabe que no está allí, - sabe dónde está - pero la busca. Se topa con el colorido del Greco, con esos tonos que solo él fue capaz de dejar en el lienzo y termina viendo cómo corre el Tajo desde una terraza – a la que ya se ha asomado muchas veces, aunque no recuerda cuántas - en la casa de Victorio Macho.


Don Antonio sigue bajo la losa de granito. Colliure es un río de gente. El mar está azul; muy azul. Veleros que juegan al escondite con las sirenas; los viñedos siguen y bajan hasta donde las rocas le dicen al mar que ¡quieto! Orden, el viajero amontona nombres: Le Boulou, Portbou, el Pla, Rosas, Ampurias, Montserrat…, precisa poner algo de orden.

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