lunes, 22 de agosto de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Grándola, vila morena

Zeca Alfonso compuso la canción; el gobierno de Salazar la había prohibido. Nada mejor para un florecimiento posterior que vetar algo. La canción fue la segunda y definitiva señal para el levantamiento revolucionario el 25 de abril de 1975. La Revolución de los Claveles era imparable.

Amalia Rodrigues la usó como cierre de su concierto en el Coliseo de Lisboa…La mecha había prendido. Después vino lo que tenía que venir. La emisora católica Radio Renascença la emite a las 0,20 minutos. Es ya 25 de abril. El pueblo coloca claveles rojos en los cañones de los fusiles y de los tanques…

El viajero cruza campos de pastos secos; alcornoques desmochados; encinas centenarias. Al borde de la carretera venden melones de piel blanca; fruta de verano. Alguien - porque el viajero no va solo - que no comparte el mismo espíritu, dice: “¡quién me habrá mandado a mí venir hasta aquí!”. Tiene respuesta a coro: “eso digo yo”. El viajero calla; toma nota. (Piensa para sus adentros, a éstos los arreglo yo:“La venganza en plato frío”.)

El viajero parte de las minas de pirita de Lousal  - donde se hospedan - pasada la mediación de la tarde. Quiere acercarse a Grándola. Está un poco más allá. Solo unos kilómetros más adelante en la carretera que lleva a Lisboa. Tararea: “Grandola, vila morena / terra da fraternidade”. Ignora cuánto de verdad se encierra en esas seis letras…

Hace calor; mucho calor. Sigue; musita: “en cada esquina un amigo / en cada rostro, igualdad”. Pasea bajo el sol que abrasa. Deambula por las calles. Va hasta la plaza; busca algo de sombra. Se sienta en un banco del parque.

Cuando - casi cae la noche – una avería en el coche reclama la presencia de un técnico. El viajero está negado para muchas cosas; para esa es que ni lo intenta. Alguien ve la matricula; intuye un problema; se acerca. Pregunta. Ofrece ayuda. Va por el mecánico; llevan el vehículo al taller…


El samaritano desconocido no quiere nada, no acepta nada, no admite nada, ni siquiera un café. Por si falta algo, agrega en portugués, que se entiende perfectamente: “Yo vivo ahí, enfrente, por si necesitan algo…” El viajero no sale de su asombro. “Terra da fraternidade / Grandola vila morena”. 

2 comentarios:

  1. Dichoso el que olvida el porqué del viaje
    y,en la estrella, en la flor, en el celaje
    deja su alma prendida.
    ANTONIO MACHADO

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    1. El viaje tiene tres partes: soñarlo; realizarlo y luego, contarlo y si se tienen compañeros como los que llevó el viajero, entonces... entonces, eso ya no tiene precio. Un abrazo.

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