jueves, 23 de febrero de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El más grande...

 

 

 

                                     

                     

                                            David. Miguel Ángel Buonarroti.

 

23 de febrero, jueves. Nació en Caprese, en la provincia de Arezzo, en el corazón de la Toscana, entre montañas onduladas. Su arte subió mas alto que los pimpollos de los cipreses que orlan los caminos de su tierra. En vida tuvo dos biografías escritas por Vasari y por Ascanio Condivi y era considerado como el más grande. Sus paisanos florentinos manifestaban sus deseos de su vuelta a la ciudad para verlo “de cerca o de lejos”.

Michelangelo Buonarroti (1475-1564) tuvo una infancia triste. Su madre murió cuando él tenía seis años. Lo amamantó una nodriza, mujer de un picapedrero, de quien decía que había ‘heredado el amor por la escultura’. Vivió a caballo entre Florencia y Roma a la sombra de los Médicis – Lorenzo, “el Magnífico” - y los papas, principalmente, Julio II. Su vida fue muy longeva, murió con 89 años edad muy alta para aquellos tiempos.

Dicen de él que era poco sociable. Huraño, introvertido, con pocos amigos y de relaciones difíciles. Tuvo un altercado, de joven, con un condiscípulo que de un puñetazo le rompió la nariz. En su obra buscaba la belleza de todo lo joven, principalmente, lo masculino. Su homosexualidad aparece en toda su obra.

Está considerado como el artista más perfeccionista de la historia. Como anécdota se cuenta que, al concluir el Moisés, - trabajó alternativamente en otras obras y tardó 40 años en terminarlo - al ver la perfección conseguida, con un martillo golpeó en la rodilla y le dijo: “Habla”. Un biógrafo suyo afirmó que Moisés no habló porque el habla solo la da Dios y Miguel Ángel no era Dios. Claro que, a lo mejor, podría agregarse, sin caer en lo sacrílego, que era ‘casi Dios”.

Escultor, arquitecto, pintor y poeta. Destacó en todas las facetas del arte. Como escultor no se han superado en calidad obras suyas como el David, la Piedad o el Moisés; como arquitecto su obra cumbre es la cúpula de San Pedro, en el Vaticano, rectificando los planos de Bramante. Es la cúpula mayor construida hasta entonces; como pintor dejó la Bóveda de la Capilla Sixtina, encargada por Julio II a quien por discrepancias dicen que lo pintó… ¡en el infierno!

A su muerte – el 18 de febrero de 1564 - lo enterraron en la capilla de la Santa Croce, de Florencia, donde también reposan los cuerpos de Maquiavelo, Dante, Galileo…

 

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