lunes, 16 de mayo de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Sin novedad...

Marilina con esa gracia que Dios le ha dado ve lo que todos miramos y… Ya, ya sé. Lo he escrito otras veces; lo repito. Ella ve lo traspuesto. Todos miramos al mismo sitio y miren por dónde, su ojo avizor lo capta.

Hoy han sido estas palomas sobre el capitel que quiso ser una columna dórica. De Grecia vino el arte supremo en los tres órdenes de la arquitectura clásica: dórico, jónico y corintio. No es el caso. Aquí se quedó en columna de yeso y en blancura recortada en el cielo azul.

Un cielo de cristal escapado de una página de Platero o si quieren un suspiro del alma de Juan Ramón una tarde de primavera con pájaros nuevos en el jardín del pozo blanco y  Moguer asomado al río Tinto que casi se entrega a la mar.

Lo ha titulado sin novedad en el frente. Madrid fue ayer un hervidero de gente descontenta. Transitaron de Cibeles a Sol. Vociferaron; lanzaron proclamas que decían más de unas intenciones y deseos de mejoras que de la realidad que acogota. Ahí sí había algo de novedad en el frente.

Ayer  terminó la Liga en Primera División. Alegría incontrolada entre la afición de un equipo que cae requetebién. Al igual algo de culpa la tiene la filosofía de ese club y la otra parte José Luis Garci con aquel Volver a empezar. Miguel Albajara – que había jugado en el Sporting - regresaba. Se reencuentró con lo que fue su amor… Allí, también, había una novedad en el frente.


Regresan los rocieros. Abrasan las arenas; ha llegado el calor. El maestro Barbeito  se ha descolado con una artículo soberbio en ABC de Sevilla. Recuerda aquella sevillana que marcó una época: Lloran los pinos del Coto y su Gines de su alma, como hizo, hace unos años Michel Qoist, nos ha enseñado a rezar por el Rocío. Aquello también supuso una novedad en el frente…

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