lunes, 23 de enero de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Hedionda



            La Hedionda, al pie de Sierra de Aguas. Álora (Málaga)


23 de enero, lunes. “Una niña con rasquilla / todo el cuerpo se monda / y el médico le ha recetado / el agua de la Jeyonda”. Así cantaba la copla. Así se difundían las propiedades curativas del agua que como otras le dan nombre: Sierra Aguas…

La sierra, rica en minerales. Peridotitas y olivinos, de fácil descomposición. La gente piensa que las cabras causan los desprendimientos. No, no es eso.

La sierra en su subsuelo es rica en agua sulfurosa, y de la otra, esa que no huele, por mor del sulfúrico, a huevos podridos. El pueblo llano la bautizó como la “Jeyonda”. Los manantiales más abundantes y conocidos están en Carratraca.

En el siglo XIX, era una pedanía de Casarabonela. La llamaron: “Los Baños”. Tuvo casino, plaza de toros y un hotel- balneario a donde vino lo más selecto de la sociedad de aquel tiempo. Entre otros, Eugenia de Montijo, duquesa de Teba…

Las diligencias, a partir del 1865, cuando se normalizó la circulación del ferrocarril, trasportaban a los viajeros que llegaban a la estación de Álora. Después, se construyó una carretera de Málaga a Sevilla por Peñarrubia, y un puente de hierro sobre el Guadalhorce y…. luego, los caminos se fueron por otros sitios y eso se fue al olvido.

La Hedionda es un manantial de aguas sulfurosas en la ladera sur de Sierra de Aguas. Medina Conde dijo que, en su composición, entraban “cobre, azufre e incluso mercurio, mineralizadores de este manantial empleados en la curación de enfermedades cutáneas y venéreas”.

El Madoz, ese diccionario al que todos recurrimos, pero poco desentrañado, afirma que nacen dos manantiales de agua de la misma naturaleza que los de Carratraca, aunque con bastante rebaja de mineral. Los compuestos son una proporción de azufre de tal modo que se nota a la vista y al paladar por lo que el pueblo, que la conoce desde el tiempo de los árabes, la llamó la Hedionda o “jeyonda”.

García López le asigna una temperatura constante de 19º centígrados. Esa temperatura hace su baño agradable en verano, pero al estar a cielo abierto, en invierno, pues eso…

El caserío, blanco, a pie de monte, en la orilla izquierda del arroyo del Sabinal junto un huerto de limoneros. De allí ha salido gente entrañable a la que por distintas razones yo quiero mucho; un paraje con encanto, con embrujo con algo tan especial, que es único.

No hay comentarios:

Publicar un comentario