martes, 2 de mayo de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. No es una calle cualquiera

 

 

                           

    

                                       Málaga. Calle Larios

 

2 de mayo, martes. Tiene calle Larios la lozanía – siendo políticamente incorrecto con los años que corren – de una mujer en la flor de la vida. De esas que citan desde lejos y cuando uno se llega ante ella, se queda embelesado porque de cerca todo es aún, en sí más belleza…

Nació a finales del siglo XIX. El 15 de mayo de 1887 pusieron la primera piedra; cuatro años después, en 17 de agosto de 1891 la recepcionó el Ayuntamiento y la incluyó en su callejero como emblema de una ciudad que se abría al progreso que venía de Europa: Londres, París o Roma.

El centro de Málaga, entre la plaza de las Cuatro Calles – hoy plaza de la Constitución – y el mar era un dédalo insaluble de calles estrechas, entrecruzadas, sin ventilación ni saneamiento, que lo convertía en un vivero de enfermedades denunciadas por los médicos de la ciudad y que ponían como condición indispensable para erradicarlas el permitir que entrasen los vientos que venían del mar. Proliferaban garitos, lupanares, tabernas, posadas, delincuencia, mesones…

Ocho alcaldes pasaron por el Ayuntamiento en aquellos cuatro años. Algunos muy notables: Alarcón Luján, Sebastián Souvirón, Sánchez Pastor o Liborio García que unidos al empuje de la Sociedad Económica de Amigos del País, cocina donde se guisó gran parte del progreso malagueño, más el poderío y visión de la Casa Larios concibieron abrir una calle desde Capuchinos a calle Martínez. Una Gran Vía, desde el campo al mar.

Crearon una Sociedad Anónima con una capital de un millón de pesetas, cuarenta acciones a veinticinco. El Ayuntamiento compra por valor de doscientas cincuenta mil.  Se estipula que los accionistas se beneficiarían de los impuestos, arbitrios y recaudaciones de la nueva calle que nacía… Antes había que expropiar y antes había que tener las cosas claras.

Cuando comienzan las expropiaciones salta la primera sorpresa, la Casa Larios ya había comprado el setenta y seis por ciento de lo que se iba a expropiar… La obra la dirige Strachan-Viana. El maestro de obras José Pérez Espíldora, a su lado alguien muy prometedor, Antonio Baena. Cuando se concluye la calle tiene como novedad -hay muchas más - que su suelo es de madera. ¡Algo insólito! Luego la riada de 1907 lo destruyó…

El obispo don Marcelo Spínola bendijo la calle. Se hizo un arco conmemorativo, los Larios no asistieron. El pueblo asombrado mira, ve y admira como crece su ciudad…. Convendrán que la calle Larios no es una calle cualquiera.  

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario