Claveles y azucenas en mayo,
rosas en abril, gladiolos en agosto, lirios en febrero… Crisantemos ¿solo en
noviembre? Lo parece, pero no.
Las flores, la cultura de las
flores en su lenguaje universal comunican sentimientos, mensajes, momentos y
estados del alma… Están presentes en nuestras vidas todos los meses del año.
Las expresiones de amor,
alegría, tristeza, recuerdo o añoranza vienen, en ocasiones, de la mano de las
flores. No hablan con voces humanas pero lo dicen casi todo y son inteligibles
para quienes encierran un mínimo de sensibilidad.
Todas sabemos qué mensaje envía
una rosa roja o morada, un biznaga de jazmines o un clavel. Hablan las
orquídeas, las petunias o las flores de los almendros en lo más crudo del
invierno, los frutales en primavera, las margaritas de los bordes de los
senderos.
Pero y ¿los crisantemos? También. De entrada, su nombre significa ‘flor
de oro’. Viene del griego antiguo. ‘Krusos
(oro) y anthos (flor). En Asia es una
flor muy apreciada. En China se asocia con la longevidad, en Japón con la
felicidad, de hecho es la flor nacional y está en su escudo imperial, en EE.
UU. con la sabiduría..
En España y algunos países de Iberoamérica,
como México se identifica como un símbolo de culto a la muerte. Un recuerdo de
la permanencia de los seres que ya no están pero que perduran a través de no
caer en el olvido.
El crisantemo es una flor que
no ofrece grandes dificultades a la hora de cultivarlo y se ha extendido de tal
manera que, aunque tienen sus cotas de mercado más elevadas en torno a la
festividad del día de los Santos (Cuando debería ser el dos de noviembre,
festividad de los Difuntos), de hecho está todo el año en el mercado.
Dicen que los crisantemos blancos
son símbolos de eternidad, los rosas de ternura y fragilidad… De hecho en
algunas civilizaciones lo utilizan como exorno floral en los ramos de novia e
incluso en la nueva cocina de innovación como un componente más. Dan un color y
sabor diferente (reconozco, que no los he probado nunca, pero si lo dicen…)
Estos días vemos como en esa
peregrinación hacia los cementerios donde quedan patentes, aunque sea por una
vez al año, los recuerdos, en nuestra cultura el crisantemo es la flor que
ocupa uno de los lugares más sobresalientes.
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