Pasado Sevilla, el camino más corto va por la Ruta de la Plata, - ahora
autovía, magnifica- hasta la desviación como para Aracena y Portugal y luego se
sigue el mapa. Dicen que todos los caminos llevan a Romas, así que…
“Estrellita
marinera
que vas
caminando al norte
dime si podré
llegar
a Encinasola
esta noche”.
Y porque sabes que estás en tierra de Juan Gualberto - el ministro de Fernando VII - y que tienen por patrón a San Andrés y a la
Virgen de Rocamador, que vino de Francia por tierras de León de manos de
caballeros de otro tiempo, y a la de Flores… La copla le cantó algo tan único,
tan bonito, tan sublime:
“A orillas de
la Ribera
está la Virgen
de Flores
patrona de
Encinasola
reina de los corazones”
Y porque, si cruzas el río Múrtiga, está Barrancos que es Portugal, y
porque yo quiero mucho a María López y a su hijo Antonio – que pasa las horas
detrás de la barra del bar sin perder la sonrisa – y a Lorenzo y a Fermín Adamez
que trabajaba en Sevilla y, a Remedios, su mujer, y que sueñan en su pueblo y,
me abrieron los entresijos de sus corazones y las puertas de sus casas y me
dijeron que era la mía..., sabrás que has llegado a Encinasola.
Tienen fandango propio:
“Yo planté en un maceta / la
semilla del encanto / con lágrimas la regué / y la flor salió llorando tuvo la
culpa el querer”, o “Niña son verdes tus
ojos / como la olas del mar / pobre del que se mire en ellos y si no sabe nadar.”
Comparten historia con Álora. Le
dieron su Virgen de Flores (las guerra no siempre, necesariamente, traen todo
lo malo) y la manera de ser, de entender muchas cosas, de vivir...
“Para patrona bendita
la
de mi pueblo, señores,
es
morena y chiquitita,
se llama Virgen de
Flores
y es pá mí la más
bonita”.
Yo, no sé tú, cuando me he vuelto, las veces que he estado, que han sido unas pocas, y la he dejado entre
jaras, en el último recodo del
camino, siempre he llevado el nudo en la
garganta del que se deja algo suyo detrás de sí. Y dice un “hasta luego”, que
siempre tarda en llegar...
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