22 de agosto, jueves. Juan
de Mena nació en Córdoba, en 1411 y murió en Torrelaguna (Madrid) en 1456. Está enterrado en la iglesia de Santa María
Magdalena. Perteneció a la corriente poética que se enmarca dentro de la escuela
de la alegoría muy en la línea de Dante.
Inició sus estudios en la
Universidad de Salamanca, donde obtuvo el grado de maestro en Artes en 1436.
Conoció al cardenal Torquemada con quien viajó por Italia (1443) y conoció
Florencia y Roma. Al regresar a Castilla entró al servicio de Juan II como secretario
de Cartas Latinas. Juan de Lucena dice de él que era “pálido y enfermizo,
aunque muy trabajador”.
El hecho de desconocer la
existencia de documentación sobre sus padres puede deberse a una pérdida de la
documentación – lo que no parece probable - a través de los tiempos o a que
quisiera ocultar su origen. Eso da pie a pesar que tuviera un entronque con los
judíos convertidos al cristianismo y que se conocían como judeo-conversos. Se
dice – aunque faltan pruebas- que fue hijo de Pedrarias, regidor de Córdoba.
Sufrió la orfandad desde muy niño. Siempre guardó un gran amor a Córdoba, de la
que no se desligó nunca y de la que admiraba su cultura que sentía como propia.
Fue nieto de Ruy Fernández de
Peñalosa, nacido en Aragón que luego pasó Segovia y llegó a primer corregidor
de Santa María la Real de Nieva. Fue mayordomo de Enrique IV de Castilla.
Juan de Mena es el representante
del Prehumanismo castellano del siglo XV dignifica la lengua romance o vulgar y
la acerca a la lengua culta. En el Laberinto de la Fortuna recoge la
muerte del Adelantado en Álora. La obra ha sido considerada como uno de los
poemas más importantes (para Menéndez Pidal, el más bello era el comienza Álora,
la bien cercada / tú que estás en par del río…) de la literatura medieval
en castellano.
Según algunos códices, la obra
fue entregada por su autor al rey Juan II de Castilla el 22 de febrero de 1444,
o sea, solo diez años después de la muerte de Diego Gómez de Ribera:
Dice así:
“Aquel que tú ves con la
saetada,
que nunca mas face mudanza del
gesto,
mas por su virtud del morir tan
honesto
dexa su sangre también
derramada
sobre la Villa no poco cantada,
el Adelantado Diego de Ribera
es el que hizo la nuestra
frontera
tender sus haldas mas contra
Granada”.
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