28 de agosto, miércoles. Es temprano. Hace muy poco que el sol ha sobrepasado las colinas que cierran el término municipal por oriente. En la lejanía, el Cerro de la Farola, el Cerro Calabaza, El Cerrao, el Santi Petri… El sol dentro de muy poco se posará por sus faldas, cañadas y cahorros que a las primera horas están en umbría.
Desde la Fuente de la Higuera todas esas montañas lejanas se ven como tocadas por un velo de niebla. Es la bruma del amanecer. Según que época será niebla que se sube desde el río; en verano, sinónimo de calor que irá en aumento conforme entre el día.
La Fuente de la Higuera está del río acá. En las faldas del Hacho que al contrario que sus vecinos de enfrente está bañado por los primeros rayos de sol. Luego, cuando llegue la tarde extenderá un manto de sobras que se expanden, poco a poco y ella, la fuente, se acogerá a su cobijo.
Se ubica en la margen derecha de la antigua carretera de Málaga a Sevilla por Peñarrubia, en las cercanías del convento de Flores, a dos kilómetros, aproximadamente, del centro del pueblo. Da nombre a todo el pago rural.
Los arcenes de la carretera son un lugar ideal para pasear. En la ida, la pendiente suave no pide un esfuerzo excesivo; al regreso, permite gozar del paisaje de vistas excelentes.
Sus aguas son apreciadas. Con su derrame se riegan huertas y tierras aguas abajo. Nace el manantial en las faldas del Hacho. Es fuente de gran estiaje. Este año, además, debido a la sequía continuada, la fuente no mana desde hace unos meses. No puede ofrecer su agua clara, limpia y fresca a quien se acerca a ella en busca de un merecido premio, efímero pero muy agradable.
La fuente, cuando los franciscanos habitaron en el convento de Flores fue protagonista de un litigio entre los frailes y el pueblo. Los religiosos, a través de atanores, recogieron en las mismas faldas de El Hacho la vena de su manantial para acoplarlo a su fuente propia e incrementar la que ya tenían. Un juicio permitió que la Fuente de la Higuera no fuese desprotegida y, desde entonces, cuando las condiciones lo permiten, la ofrece al los que se acercan a ella.
En el
Libro del Repartimiento aparece que a “Luys de Puerto Carrero se le asignan
doce caballerías de tierra de cuarenta fanegas cada caballería linderas con el
agua de la Fuente del higueral.”
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