25 de
agosto, domingo. Tarde tórrida. Casi 40º en los termómetros. Montoro -plaza
pequeña y coqueta - celebra la
festividad de San Bartolomé, su patrón. Canal Sur televisa la Semifinal de una
corrida de noveles. Novillos de Chamaco. El río el Guadalquivir hace su círculo
al pueblo…
De pronto,
en el tercer novillo (el aspirante a diestro de grana y oro como debe ser. Solo
Morante puede vestir como le venga en ganas) de pelo colorado, de estampa
preciosa. La banda arranca, y la voz de locutor que lleva la transmisión
anuncia: Concha Flamenca de Perfecto Artola.
Yo no conocía
este pasodoble torero; sí muchas de las marchas procesionales de don Perfecto que
fue en vida un icono en las marchas procesionales de Málaga donde dejó lo más
excelso de su obra.
El maestro
Artola nació en el Alto Maestrazgo, en Benasal, el 30 de diciembre de 1904 y
murió en Málaga el 23 de octubre de 1992.
Sus inicios
fueron en Barcelona (banda del Regimiento Badajoz 73), y pasó, después, por Real
Conservatorio Superior de Música de Madrid, Conservatorio Superior de Córdoba, Sevilla y Málaga. Fue
profesor de clarinete en su Conservatorio y dejó una creación musical asombrosa. Cuarenta marchas para banda de plantilla
completa.
Su
producción musical se desarrolló entre 1956 y 1992, y goza de un
indudable gusto y calidad, además de ajustarse a la perfección al
característico andar de los tronos malagueños.
En 1931 ingresó como clarinetista en la
Banda Municipal de Málaga convirtiéndose en su director en 1951 hasta su
jubilación en 1979. Entre 1946 y 1979 fue profesor de solfeo de viento y madera
en la Escuela Municipal de Música de Málaga y profesor de clarinete en el Conservatorio Superior de
Música de Málaga entre los años 1948 y 1976.
Se le puede
rezar a una imagen al doblar una esquina, en medio de una calle en una noche de
primavera o en un momento de sensibilidad especial con alguna composición de
don Perfecto. “Llanto y dolor”, “Virgen de Gracia” o “Soledad”…
Son otras suyas muy valoradas.
Precisa una mención
especial el 'Poema sinfónico a la Semana Santa de Málaga', con un guiño
muy especial a la participación legionaria con el Cristo de la Buena Muerte.
En un momento
del poema uno recuerda al maestro Alcántara que dijo aquello de “cuando Cristo
dio las tres voces lo oyeron en Santo Domingo, en las tinieblas y en la Legión…
Y, ahora, en la lejanía – me atrevo a
agregar – en el poema Sinfónico de la Semana Santa malagueña de don
Perfecto Artola Prats.
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