martes, 27 de agosto de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Las Escuelas Rurales, una gran obra de don Ángel Herrera

 

 

 

 



 

27 de agosto, martes. Don Ángel Herrera llegó a Málaga a finales de los años cuarenta. Encuentró una provincia abandonada por la administración central con enormes carestías.  Su economía se basaba en una agricultura tercermundista que absorbía una enorme mano de obra y vivía casi de la subsistencia, en una permanente pobreza. 

La capital no pintaba mejor. Barrios donde el hambre literal se paseaba por las calles. El Perchel, el Bulto, la Trinidad o el Palo son bolsas de pobreza. Las familias, a duras penas, salían adelante. Mucha gente vivía del mar y a veces no sacaba ni para subsistir. Málaga carecía de una industria transformadora que superase la situación. La flota era de bajura sin que pudiera alejarse mucho de la costa.

La sanidad no pintaba mejor. Un solo hospital, el Hospital Civil, sostenido por la Diputación Provincial que atendía a toda la provincia. Varios hospitales privados, pero dentro de una enorme carestía de medios profesionales y técnicos. La tuberculosis hacía estragos.

El analfabetismo, enorme. Muy pocos sabían leer y escribir. En la capital un solo instituto de Enseñanza Media y puñado de colegios repartidos por los barrios. Jesuitas, Agustinos y Maristas y algunas religiosas tenían una enseñanza de más calidad, a la que acudían los hijos de la clase media con posibilidades. No existía Universidad y Granada era la salida para quienes – muy pocos – podían pagarlo. 

La enseñanza en el campo no estaba ni mejor ni peor. Sencillamente, no existía. En los años cincuenta del siglo XX fundó las Escuelas Rurales. Llevó la alfabetización a los campos de Málaga, mezclada con una labor pastoral y de evangelización. En el mes de agosto enviaba a seminarista teólogos a convivir con la gente del campo. A principios de los años sesenta, reconstruyó algunas dependencias del convento de Flores y ubicó allí la formación de las maestras rurales, que perduró hasta que fueron suprimidas las Escuelas cuando el Estado llevó la escolarización obligatoria a toda la población

Don Ángel Herra Oria, conjuntamente con san Manuel González, fue uno los dos obispos que han dejado más huellas en esta tierra en el siglo XX. Nació en Santander en 1886 y murió en Madrid en 1968. Pablo VI le concedió el capelo cardenalicio, Abogado del Estado, director de El Debate.  Vocación tardía, se ordenó sacerdote en 1940; en 1947 es nombrado obispo de Málaga. Entre otras obras fundó el Instituto Social León XIII, en Madrid y reformó profundamente el seminario de Málaga, introduciendo profesorado seglar.

 El pueblo de Álora le dedicó una calle en el barrio del Calvario.

 

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