24 de Agosto, sábado. Paraje al pie del macizo de El Hacho en su ladera oriental. Tiene varios manantiales - de poco caudal - de agua propia. Linda al norte con La Viñuela del Soldado y el arroyo Hondo; al sur con Las Lomillas; al este, con la pista de Confederación Hidrográfica y al oeste con el Monte Redondo, de donde baja el arroyo que tiene el mismo nombre.
Recibe
su nombre del alcaide de Álora ‘Ali ben Falcun el Baeci’ que ofrecó mil doblas
de oro por su rescate que fueron rechazadas al ser hecho prisionero en la
batalla de Lopera (1483). Estas tierras se repartieron entre diversos vecinos
cristianos después de la Conquista. En el Libro del Repartimiento aparece
como ‘El Baeci’. “Quedale una huerta en
el pago del Baeci a Luy de Puerto Carrero”. Las tierras de cultivos:
cítricos en torno a los manantiales, olivo, almendro y cereal se está ocupando
por el Cementerio municipal y viviendas
de segunda residencia.
Alí el Baeci ocupa el penúltimo puesto de los musulmanes que desempeñan el cargo de alcaide de la fortaleza. Sabemos de él por lo publicado por Enrique López de Coca y Castañer en “El Reino de Granada (1354-1501) dice: “Otro alcaide el Baeci, de Álora, debió de ser dueño de amplios términos por una doble razón: la primera porque fue capaz de ofrecer mil doblas de oro por su rescate, tras haber sido capturado en la batalla de Lopera (1483); la segunda, porque un extenso pago rural de Álora, que luego será repartido entre diversos vecinos cristianos, lleva su nombre.
Uno de sus escuderos,
Abenfalcón, aparece citado como propietario del cortijo de Rafán, entre
Casapalma y Álora, cuya extensión parece superar las
A raíz de su cautiverio en la batalla de Lopera, según información de Alejandro Rosas, fue canjeado en 1484 por Juan de Robles, alcaide y corregidor de Jerez de la Frontera, en poder de los nazaríes desde la rota de la Axarquía. Después de la Guerra de Granada, el desventurado alcaide sufrió nuevamente el triste destino del cautiverio y la servidumbre como esclavo de Luís Méndez de Figueredo, alcaide de Morón de la Frontera, quien lo vendió a su vez a doña María de Acuña, mujer de Juan de Robles, su dueño en 1494, en que se pierde el rastro.
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