martes, 21 de abril de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Padre Nuestro





Padre nuestro que estás en el cielo y en la tierra.

Padre que conoces lo que pasó, lo que pasa y lo que va a pasar.

Padre que sabes, porque tú lo sabes todo, que de unos días a hoy, los hombres que vivimos en este lugar que tú creaste  -“Creced y multiplicaos”- estamos azorados por la pena, la impotencia, la zozobra, el miedo… Desconocemos cómo hemos llegado hasta aquí, pero sí que estamos aquí.

A Ti, que eres Padre, se han empeñado en convencerte para que nos ayudes, con rezos monótonos, repetitivos y vacíos, como si Tú fueses uno de esos dioses paganos que, además de crueles, están sordos.

A Ti, que te han querido representar algunas veces con un palo detrás del portón, para darnos el porrazo… A Ti, Justo – que disciernes entre buenos y malos, y sin que ninguno nos paremos a pensar ¿quién es para Ti bueno, y quién es para Ti malo?, a Ti, en nuestra impotencia queremos convencerte para que nos ayudes.

Ya ves a mí hoy se me acurre acudir a tu ayuda, porque Tú eres Misericordia, o sea el que da el corazón al mísero, al pobre, y con solo con que eches una mirada, ya conoces lo pobre que somos y cuánto necesitamos de ella que nos viene de tu mano…

Los hombres andan perdidos. Me refiero a los hombres que tienen en su mano la capacidad para poner algo de remedio a todo esto que nos tiene atosigados. Los otros hombres, los que cada mañana vemos como sale el sol y por la noche la oscuridad se siembra de estrellas, - otros, por mor de todo esto que nos ocurre ya no pueden ver ni lo uno ni lo otro -  a los otros hombres, te digo, échanos desde tu Misericordia, una mano. A unos enséñales donde está la luz de la salida, a los otros, enséñanos tu Luz.

Padre nuestro, Misericordia y Amor…Tú, que lo sabes todo, sabes cómo en nuestra soberbia te hemos hecho a nuestra manera y acomodo, te hemos fabricado acorde a nuestros intereses y no hemos olvidado de mucha gente… Ya sabes. Somos presas de ambiciones incontroladas, de incoherencias, de desatinos.

Acuérdate, porque eres Misericordia, de estos huérfanos perdidos…



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