¿Recuerdas? Don Antonio Machado le escribió una nota a su
amigo José María Palacio - “Palacio, buen amigo” - y le preguntaba si la
primavera vestía ya de hojas las choperas del río y los caminos, y le conminaba a que con los “primeros lirios / y
las primeras rosas de las huertas, / en una tarde azul…” subiese al Espino,
donde se habían quedado sus sueños, “donde está su tierra”…
¿Sabes? Desde este encerramiento
por mor de las circunstancias, intuyo que ya se ha bajado la primavera por la
Cuesta del Chapiz a Granada, y en las orillas del Darro, a los pies de la
Alhambra, por donde corre camino de otro río para juntar sus aguas, se escuchan
de madrugada cómo cantan los ruiseñores…
¿Sabes? Vislumbro que se han
vestido de hojas nuevas los plátanos de la Plaza de la Trinidad, y hay cantos
de mirlos tempraneros y juegos de gorriones traviesos y arrullos de palomas que
zurean al amparo de sus sombras para taparse del sol de abril…
¿Sabes? Escucho cómo lleva el
viento la voz de Miguel de Molina, pautada en no sé qué pentagrama de
surtidores y gemidos de amor en los miradores, que le cantaba a la rosa, la rosa de la
Alhambra, “más bonita que ninguna”…
¿Sabes? Hay un murmullo de
jazmines blancos en el Albaicín, y buganvillias que trepan por las tapias, y
cipreses que bambolea la brisa de la tarde en el Generalife. En los cármenes,
el embrujo y el misterio que encierra toda su belleza del interior…
¿Sabes? La campana de la torre, -
la Torre de la Vela, claro- tiene un repique diferente que comparte sus mensajes
con las de Santa Ana, las de San Nicolás, de la Plazuela de San Gregorio, de
las Angustias. ¿Las Angustias?, sí, sí, la que está en la Carrera y que yo te
conté…
¿Sabes? Esta noche de abril, en
el encierro impuesto siento nostalgia de Granada, de su nieve en la Sierra y de
su “agua oculta que llora”, y del piano de Albéniz que desgrana sus notas
lánguidas, y hago mío el deseo de Agustín Lara: “Granada, tierra soñada por mí”
y de aquella que tú y yo soñamos y de la que nadie
más supo, salvo aquel espejo recóndito que reveló toda la belleza que va
dentro…
Qué bien sentido y expresado. Gracias, por compartirlo en tan precioso relato.
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