Desde hace un rato, el sol dora
las cumbres del Hacho. Se han ido las sombras y Álora se viste azahar y flores
nuevas para recibir al Domingo de Ramos. Tallos de olivos tiernos y palmas
blancas que vinieron de un lugar lejano.
Revuelo de palomas y repique de
campanas. Brisa suave de la mañana...
Cuentan que, entonces Él, al
acercarse a Betfagé, les dijo: “Id a la ciudad y encontraréis una burra y un
pollino…y decidle que el Señor los necesita” y todo eso que sabemos de una y
otra vez y fue cuando la chiquillería se echó a la calle y vociferaba: “Hosanna
al Hijo de David y…!
Álora cambia por un rato el
nombre de sus calles que ya no se llaman Plaza Baja de la Despedía, ni calle de
Atrás, ni Fuentarriba, sino que son calles cualquieras de una Jerusalén de otro
tiempo que cada año, irremisiblemente igual, estrena nazarenos de túnicas
blancas y faraonas celestes: “Bendito el que viene en nombre del Señor”…
La Pollinica es la cantera de toda
la Semana Santa, porque podremos ser de diferente cofradías, pero todos hemos
sido – somos - de la Pollinica. Madres con ropa de estreno, por aquello del
refrán, hacen el desfile junto a sus niños – y sus niñas, claro – y… Bueno ese
recorrido de saludos y besos y luego…
Cuando caiga la noche, entre dos
luces, bajará del barrio del Calvario -porque en Álora somos así – que cambia
de nombre por un rato y es un Getsemaní trasplantado, Jesús Orando en el
Huerto. Probablemente la mejor talla de las que se procesionan en Álora, obra
de Luis Álvarez Duarte. ¡Padre si es posible que pase de mí este cáliz! Dios
hecho hombre que suda sangre…¡Cuánto dolor en la soledad de la lucha en estos
días de zozobra!
Una cofradía humilde desde su
fundación, con un espíritu de solidaridad y ayuda entre todos. Artesanos en sus
profesiones de origen y artesanos de ayuda mutua en un quehacer silencioso y de
vencimiento a sí mismos y a las dificultades que salen al paso del camino.
Semana Santa, igual a todas las
Semana Santas en la liturgia de cada año, pero diferente, distinta porque Él lo
ha querido así y… “¡Padre si es posible pase de mí este cáliz pero no se haga
mi voluntad sino la tuya”.
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