Dios, que todo lo puede; que
todo lo ve; que manda en todo, esta mañana se ha echado a dar un paseo por la
Serranía y se ha recreado en su ‘otro’ paraíso. Dios, primero, se asomó a
Ronda. Vio el balcón y las sierras de enfrente y se dejó caer poniendo unas
pinceladas de nubes altas y perdidas para que se fuesen de su mano a ver cómo
abría la mañana.
Después dejó, como olvidada, una tarjeta al
borde del camino. En este caso de la carretera. Había mucho tránsito de coches
que venían de San Pedro, o sea, desde la costa hasta la ciudad donde Pedro
Romero creó escuela y derrochó arte y esas cosas que solo los que tienen escuela
propia dejan para que el aire se pierda entre los pitones y el lienzo de la
capa y...
Un bosquejo de castaños otea el
horizonte; al otro lado un indicador de carretera. Sobre un latón de fondo ribeteado y blanco, en letras negras: Parauta, Cartajima,
Júzcar. Un poco más allá, solo un poco más adelante, otra desviación, ahora:
Igualeja, Pujerra.
La carretera tiene un firme
excelente; muchas curvas y la caliza entre aulagas y yerbas olorosas que llega
al borde del asfalto. Algo así como si estuviesen preparando el Nacimiento que
vendrán dentro de unos días. Un anuncio del Adviento que llama a la puerta. Por uno de los precipicios se asoma Parauta…
Los castaños vestidos de oro
viejo se muestran exuberantes. El Genal, en Igualeja, es el desborde interior
de la Gracia de Dios. Nace de la roca viva; es una llamada desde lo más
profundo a todos los que transitan por su vera. El río comienza a tomar cuerpo;
el río baja con agua clara…
La carretera es un camino
estrecho antes de llegar a Pujerra y luego cuando baja al río y sube hasta
Júzcar – ¡lo que, a veces hace la gente
para llamar a otra gente, con todo lo que ellos tienen dentro¡ - y Faraján.
En Faraján el encuentro con el
amigo. El rato de charla entrañable, el tiempo vuela. ¿Por qué corre tanto el tiempo algunas veces?
Esta semana se me ha escapado, precipitadamente, por dos veces… Hay una sinfonía de fuga de Bach. La
naturaleza plena; gracias, mi Señor…
No hay comentarios:
Publicar un comentario