Las noches, largas. Anochece
cada vez más temprano. Un tintineo de estrellas ha salido a su recreo nocturno
y están así hasta que llega la madrugada. Luego, amanece tarde. El lucero del
alba se resiste a marcharse. El sol apunta tibio, suave, como a quien le cuesta
salir de un lugar seguro y calentito. No quiere encontrarse con la realidad de
los caminos…
El rocío, perlas
diminutas, está sobre las plantas. Desde
la lejanía es un tul blanco. Brillan las
hojas de otra manera a como lo hacen los demás días del año. Ofrecen una
quietud propia de quien lo da todo y espera, y espera el cariño, y la mano
amiga, y ese mimo que le va a dar los buenos días porque ella está ahí, en el
tallo del rosal, en su sitio.
Mueve el viento una esencia
sutil entre sus pétalos. Parece como si una mano invisible arrancase la música
de un violín de Bach y juega al escondite entre los rosales para deleite de
quien aguarda a verla cada día, enhiesta y…
Las rosas, como las personas
son unas más fotogénicas que otras. Ella, la rosa de otoño es preciosa. No
tiene otra igual. Cumple su ciclo, tardío. Él quiso que fuese así y ahora no
envidia a otras rosa de primavera que tuvieron su momento. ¿Quién las recuerda?
Ella es única…
Muestran sus pétalos el frío de
la noche. A veces, están quemadas sus puntas delicadas. Ha pagado el tributo
propio de venir ahora y con este tiempo. Es el peaje obligatorio. La miran los
pájaros que se las andan de rama en rama. Son los pajarillos que llegaron de
otra tierra a pasar por aquí los meses fríos del invierno. La miran, la
contemplan, se dicen algo, entre ellos, en silencio y…
Un piano desgrana notas de Chopin. Son palabras sueltas de una carta
imposible. “Mon amour cheri...” y, entonces, ella escucha las notas, y sabe que los ángeles le pedirán prestados
sus pétalos para convertirlos en alas, y que es amor que vuela alto, tan alto como vuelan los
sueños en el tallo del rosal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario