sábado, 4 de noviembre de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Las nuestras: Urraca I de León

Un castillo desmochado. La cumbre de un cerro pelado de árboles y muñones de piedra. Un río que baja de la montaña palentina, el Carrión, que camina por la Tierra de Campos hacia el encuentro con el Pisuerga y, luego, al Duero, y luego, “a la mar que es el morir…”

Saldaña. El testigo de la muerte de una mujer de nombre, en los tiempos que corren, feo; en el suyo, o sea en el que le tocó vivir, de lo más normal. Se llamaba Urraca – como el pájaro blanco y negro que va a saltitos por la tierras de Castilla – y murió cuando aún no era primavera de hace  más de ochocientos años.

Urraca, en su tiempo “la temeraria” fue reina de León durante diecisiete años, los que van de 1.109 a 1.126 en que muere en el castillo de Saldaña. Hija de Alfonso VI y Constanza de Borgoña. Su hijo y sucesor, también de nombre Alfonso, como el abuelo, se casó en el mismo castillo donde murió su madre con Berenguela hija del Conde de Barcelona… ¡Hay que ver cómo están las cosas ahora…y, entonces, pues eso! Para fiestas celebraron la primera corrida de toros, censada, de la que dicen los papeles que se tiene noticia en España.

Casada con Raimundo de Borgoña. Vino a España en misión de ayuda al haber hecho, Alfonso VI una llamada a toda la cristiandad para combatir a los almorávides. Sufrieron una gran derrota en Sagrajas, en las cercanía de Badajoz. Su padre la hizo reina de Galicia; a la otra hermana, Teresa casada con Enrique le dio tierras entre el Miño y el Duero, eran las mimbres para el nacimiento de Portugal.

Su hermano Sancho muere en Uclés. Su padre reúne a los nobles en Toledo (Urraca ya es viuda) la propone como reina. La primera reina en el trono de León. Tiene aspirantes; normal. Su padre la casa en el castillo de Monzón de campos con Alfonso, el Batallador de… Aragón.


Las guerras civiles asolan Castilla. Unos, contra otros; todos, contra todos. Urraca I de León muere en Saldaña el año 1126. Había nacido en 1081 contaba cuarenta y cinco años. Su final muy falto de documentación, muy oscuro.


/ GASPAR MENA




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