Rafaela Díaz Valiente nació en
Marbella (Málaga) en 1906. Triunfó en el mundo del espectáculo. Su nombre
artístico de Rafaela Aparicio. Llevó a
las pantallas – más de cien películas en cine – de la televisión una gracia
innata que regalaba en todas sus actuaciones.
Estudió Magisterio. Ejerció
solo durante dos años. Su padre, José
Díaz era natural de La Carolina (Jaén) ligado a la mar como marino mercante
pero de vocación empresarial. En mundo del teatro fue quien la inclinó hacia el
arte escénico. Su madre, Balbina Valiente, natura del Ulea (Murcia).
En Córdoba tiene su primera
actuación. Representa un papel en la obra, ‘El conflicto de Mercedes’ de los
Álvarez Quintero. De allí marcha a Madrid. Busca oportunidades. Conoce al
actor Erasmo Pascual con quien se casa
en 1936. Del matrimonio nace un hijo, de nombre como su padre, Erasmo.
La maestra Rafaela Aparicio
salta al cine. Tiene su bautismo en el mundo del celuloide de la mano de
Florián Rey. Es 1935; interpreta un papel en ‘Nobleza baturra’. Su rostro aparece mientras Imperio Argentina
canta “El carretero”.
Como tantas otras actrices la
encasillan en papeles secundarios. En su caso es la chacha andaluza dicharachera, algo deslenguada y oportuna.
Tiene una pizca de sagacidad e ironía que siempre suscita en el espectador la
sonrisa fácil.
El éxito grande le viene de la
mano de la televisión. ‘La casa de los
Martínez’ dirigida por Romano Villalba es el trampolín. La serie impacta en la
sociedad española de los años sesenta. Es la clase media del desarrollismo y
Rafaela, conjuntamente, con otra actriz inconmensurable, Florinda Chico aportan
gracia y espontaneidad.
En 1972, Carlos Saura le ofrece
un papel en ‘Ana y los lobos’. La película es
una crítica demoledora a la burguesía española del final del franquismo;
para Rafaela es la consagración definitiva donde el público descubre una actriz
descomunal pero conocida, hasta entonces, en papeles secundarios. En el reparto
el elenco es importante. Comparte escena con Geraldine Chaplin, Fernando Fernán
Gómez… La producción de Elías Querejeta.
Después vienen ‘Mamá cumple
cien años’, ‘El mar y el tiempo’ y ‘Oh, cielos’ una año de su muerte. Rafaela
demuestra con sus actuaciones que su capacidad para papeles de importancia no tiene
límites; rompe el encasillamiento. Comienzan a venir los premios… Muere, en Madrid, en 1996
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