“En la rotonda, me dicen, gire
a la izquierda”. Y obedezco. Dejo a un lado la imponente mole de la iglesia de
San Lázaro. Salgo de Palencia por la
Avenida de Cuba. Por un puente de mampostería vieja salvo las vías del tren. Y
sigo, y luego, cruzo, otra Avenida, la de Brasilia, y después, la de las
Comunidades Europeas, y un indicador me dice por dónde ir a Valladolid y a
Madrid por autovía. No le hago caso, tomo por la P-405 que por Villalobón me
lleva a Astudillo que es lo que hay en programa.
La carretera, excelente. Llana,
bien asfaltada. Se eleva cuando tiene que pasar un alcor; a ambos lados el
páramo de Castilla. Casi le digo adiós a la Tierra de Campos y me acerco al
Cerrato. Es un interregno donde las comarcas se dan la mano.
La mañana soleada; el cielo
limpio. No hay nubes. La temperatura fresca, agradable. Llego temprano; no hay
gente por la calle. Un hombre mayor que da su paseo mañanero me indica el lugar
preciso dónde me informarán. Dejo el coche junto a la iglesia de Santa Eugenia…
Marisa es la responsable del
centro de información. Marisa es todo amabilidad, simpatía. Marisa es de esas
personas que en los pueblos a uno le genera el deseo de volver algún día. No
sabe cuándo pero es consciente que regresará.
Subo al castillo de la Mota. La
panorámica para quedarse un rato; un rato largo. Se dan la mano el Cerrato y la
Tierra de Campos, o sea, Burgos – porque Astudillo perteneció a Castrojeriz que
es Burgos – y Palencia. Un panel dice que aquellos edificios son el Palacio de
Pedro I – el de los amores con doña María de Padilla – y Santa María y Santa
Clara, y un palomar en el campo, y la
Puerta de San Martín y San Pedro…
Cuando bajo del castillo me
espera Marisa; me acompaña a la bodega de ‘Los Manguis’. Decir que es de lo
mejor que hay como muestra etnográfica perdida por esos campos…
Cruzo la Plaza
Mayor, sigo camino, por un puente medieval paso el Pisuerga. Llevo en la mente
que he estado en un pueblo que es Conjunto Histórico Artístico, un muestrario
del santoral castellano: Teodulo, Anacleto, Abilio, Silvano, Antón y, aunque
tiene una calle Olvido, sé que algún día volveré…
No hay comentarios:
Publicar un comentario