martes, 14 de noviembre de 2017

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Dolor

Los niños nos acercábamos al confesionario. Nos decían que hacían falta cinco cosas para hacer una buena confesión. Yo siempre tenía una duda; se imponía a las demás. “Dolor de corazón”. A mí en aquel tiempo – ahora, tampoco, o al menos, eso creo – no me dolía el corazón. Me creaba un problema enorme. Don Prudencio se reía y se reía…

Después del Concilio, el Vaticano II, cambiaron muchas cosas en la Iglesia; insertaron otras. Les cuesta pero cuando lo hacen… No hay nadie que se adapte mejor. Modificaron y,  a partir de entonces, era “dolor de los pecados”. Pero tampoco me dolían los pecados. Siempre he sido un díscolo; me gusta ir contra corriente. Ya saben, todo lo buenos  está prohíbido,  es inmoral,  o engorda. Cosas que pasan.

Se dice  que hay quien tiene durezas en el corazón. Yo no tengo una barita, ni un termómetro, ni ningún chisme raro que pueda cuantificar ese tipo de dolencias. Si veo algunos comportamientos que son algo raros o al menos me lo parecen y, en el fondo, puede haber alguna dureza en corazón.

Dicen que la vida hace a las personas duras ante el sufrimiento, ante el dolor que  viene y no tiene explicación, ante unas situaciones a las que por más vueltas que se les da en el pensamiento, no se encuentra el ´porqué’. En esos momentos parece que surgen aldabonazos  en el interior de las conciencias.

Estamos estos días sumergidos en una vorágine de acontecimientos, de declaraciones, de manifestaciones, de comportamientos, de desconsciertos... La dureza de corazón no es un hecho congénito. Debe ser el andar los caminos de la vida los que marcan, como se marcan las señas en los lomos de las reses los que impulsan a comportarse así.


Y,  pregunto yo, cuando suceden cosas  como las que ocurren uno se queda sin palabras, desorientado. La televisión informa que un padre ha degollado a su hija pero es que, además, tenía solo dos años. Dicen que como venganza. ¿Esto qué es? ¿Dolor de corazón? Con un poco de misericordia se le puede llamar locura, porque para otro nombre…


Resultado de imagen de confesionario




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