Declina la tarde. El viajero
deja a sus espaldas San Hipólito el Real
en Támara de Campos. Lleva en su retina la magnificencia del templo. Se asombra.
¡Cómo pudo ser Castilla tan grande! La respuesta le viene con un gozo sentido por
dentro. Baja la cuesta. Una placa dice que allí nació Sinesio Delgado. Así, a
lo mejor no… Si les digo que fue el fundador de la Sociedad General de Autores…
Un puñado de palomas picotea en
el rastrojo; No está lejos el palomar. Es
un edificio redondo, inconfundible. En la parte superior unas ventanas pequeñas
se abren al campo; está casi derruido. Lo ha castigado el tiempo. Tampoco hay
muchos hombres que valoren ya la
palomina ni la importancia económica que en otro tiempo tuvieron los palomares.
Junto a la carretera un abrevadero.
El borde del pilar, desgastado. Pasa por Piña de Campos. Es un pueblo pequeño.
Es un pueblo como todos los pueblos de Castilla de color ocre. Sobresale un
templo magnífico. Otro. Le saca tres o cuatro cuerpos a los tejados de las
casas. Una polvareda delata al tractor que ara la tierra en la planicie.
Cruza, otra vez, ahora en otro
sentido, el río Carrión, y luego, el Canal de Castilla y echa sobre sus
espaldas kilómetros de soledad. No transita casi nadie. El viajero va solo.
Contempla, mira, se empapa de un horizonte entrecortado por oteros, algunas choperas vestidas de oro viejo
y otros tractores. El hombre castellano
trabaja su tierra.
Llega a Ampudia. Pregunta por
cómo ir al castillo. Le atienden un hombre joven y otro mayor. El hombre
entrado en años lleva una garrota en la mano. Se apoya en ella; le indica. El
joven le dice que por ahí, no, que es dirección prohibida. Sube por la calle
del Agua y por la Costanilla de Santiago y está a los pies del castillo… Mucha
historia detrás de sus muros. Siglo XV; luego, García López de Ayala y
Comuneros y Carlos I y obispo Acuña…
Luego baja hasta la Colegiata
de San Miguel. En el Museo de Arte Sacro le atiende Ascen… Encantadora. Le digo
que sé de Ampudia por una amiga que vive en Barcelona que se llama Begoña y a
quien conocí en Encinasola de donde es
su marido, y va me espeta: “¿Usted no será José Morales al que yo leo todos los
días?” y…
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