jueves, 27 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Han llegado los pichis

 




27 de noviembre, jueves.


Han llegado los pichis. Suena a chotis y a Celia Gámez, pero no; por ahí, no. Me refiero a esos pajarillos diminutos que aparecen cada año cuando tienen que hacerlo, o sea en otoño.

Vienen de los países fríos del norte de Europa. En esos países donde es normal que en estas fechas sus suelos y sus árboles estén blancos de nieve. De esos lugares donde se congelan las aguas por las noches – aquí se han empeñado en congelarnos el alma y van camino de conseguirlo – y al amanecer las fuentes no echan agua y los chorros son estalactitas que penden sobre los pilares.

Los pichis buscan las tierras cálidas del sur. Son sociables y poco temerosos. Tienen el pecho con una capa de plumas color anaranjado. Les da una pincelada preciosa de color en contraste con el resto de su plumaje grisáceo. Tienen pico fino (es un insectívoro). En los tiempos que corren y con los problemas que tienen los insectos con los pesticidas puede que a ellos tengan problemas de comida.

 Oculto entre los naranjos, durante un rato he escuchado el canto monocorde del carbonerillo común – el pajarito del agua –, ese que anuncia si va a llover según nos conviene creerlo o no.

Mientras me las andaba en mis cosas, él, un pichi forastero que se ha presentado sin avisar, con vuelos cortos y breves - del suelo a las ramas bajeras -  ha estado un rato conmigo. Parecía como que me pedía explicaciones del porqué de muchas cosas y esperaba que yo le contase algo.

Día luminoso y claro. Ni una nube; cielo azul, tan azul que parece que lo han sacado del arca para que lo luzca dentro de unos días la Inmaculada. El hombre del tiempo ha informado que estamos en el segundo de los tres días de anticiclón que nos cubre y nos manda aire frío desde las islas británicas. Frío, sí; de agua, nada.

Verdeguean algunas lomas; en otras, la gente se ha puesto a sembrar y ha aparecido el color ocre…. Ya se sabe “por San Andrés ni a tu padre se las des ni quince días antes ni quince días después”, y como para san Andrés diría el de mi pueblo: “falta ná y menos”. pues, eso.

El refranero tiene cosecha propia y abundante para el mes noviembre. Estamos a la espera de los “vareaores” de San Andrés que, si no vienen antes, vienen después. Los que sí han venido ha sido los pichis. Los podadores municipales han dejado desplumadas las palmeras de la avenida y algunos árboles del parque. ¿A ver dónde van a pasar la noche los pajarillos con los problemas de vivienda que hay?…

 

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