domingo, 16 de noviembre de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El bodegón




Noviembre, 16, domingo.

 

Nos ha sorprendido Antonia María Ortega – tiene un arsenal de sorpresas que solo ella conoce – con un bodegón de su época en que la pintura era la salida al arte que lleva dentro. Corresponde a un tiempo ya pasado. Ahora opta por enviarnos unos versos, siempre, con un mensaje que hace pensar.

Obviamente. no sé de arte. Paso de los detalles que resaltaría alguien cualificado. Me quedo con esa docena de mensajes que nos envía en un pequeño cuadro de dimensiones precisas.

Verán. El primero, el objeto, del bodegón. Un huevo frito llega a su momento de esplendor. Nada en aceite y se expande por la sartén. Algo humilde. Un simple huevo frito (ahora parece que lo suben al catálogo de majares fuera de catálogo por el precio que van a alcanzar en el mercado), protagonista. 

Una copa de vino. Ni le sobra ni le falta. En su sitio. La primera gran celebración de la historia del mundo cuando Noé y los suyos salieron ilesos del diluvio (parece que eso de los diluvios continua) y lo celebraron con unas copas de más. Noé, dice la Biblia, que se pasó. Las malas lenguas dicen que era una borrachera. Bueno…Cristo comienza la vida pública con vino: “Hijo, no tienen vino”. Y lo arregla. La termina en la Última Cena y toman vino y les da un encargo: “esta es mi Sangre” y que la celebréis en memoria mía…

Pone a la derecha, una alcuza con aceite. Es de cristal, transparente. Se ve la calidad del producto que lleva dentro. La cierra con un tapón de corcho. Como debe ser.  Nada de plásticos… Ese material, corteza del pariente pobre de la encina con literatura despectiva, el alcornoque, pero de un servicio a la humanidad impagable…

Los ajos son imprescindibles humilde y… ¡tan exquisito!; los casarones, los ha roto con arte, como almenados. Se ve que tienen un protagonismo especial; las sombras llenas de misterio…

En el fondo un plato de barro. Santa Teresa decía que “entre los pucheros anda Dios” y ella se lo ha traído con el primer material que utiliza: el barro para hacer al hombre. Primer alfarero. Hombre, barro, Dios. Complemente, verán cuanto juego dan esas tres palabras.

Ha puesto una fruta en uno de los extremos. Da colorido. ¿Es una evocación de aquella primera manzana? ¡Hay que ver la que se lío por una simple manzana… Y me queda uno. ¿A que no han reparado que el mango de la sartén tiene un agujerillo en el extremo? No, no es un capricho. Es para colgarla en la alcayata como se hacía antes cuando los utensilios de cocina se colgaban en la pared. Esta mujer está en todo…

 

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