Fuente de las Tres Gracias. Al fondo, torre de la Catedral y la Alcazaba.
Noviembre,
2 domingo.
El
centro de Málaga, constantemente en reformas, no deja de asombrar a los propios
malagueños y a los que nos visitan. Los que viene por primera vez solo admiran
lo que tienen ante sus ojos; los que ‘vuelven’ hacen pública una expresión que
lo dice casi todo: “¡cómo ha cambiado Málaga!”.
Calle Larios
El
primer gran cambio fue derribar aquel dédalo de calles angostas y lúgubres que
ahogaban las brisas que venían del mar y lo hacían insalubre. Fue, entonces
cuando nació el proyecto de la gran vía, hoy calle Larios, que uniría el mar
con Capuchinos. ¡Casi nada! Desgraciadamente, solo llegó a la Plaza de la
Constitución. Algo – en este caso, mucho – es algo.
Alameda
Principal
El
segundo gran proyecto fue construir “el Salón”. Hoy lo conocemos como la
Alameda Principal. Ya no pasan los tranvías – porque entre otras cosas no hay
tranvías – que venían de Huelín, de El Palo o bajaban y subían por calle
Granada. Se hizo una gran avenida. Tras la última gran reforma ese paseo del
Salón con algo de artería con el tráfico en un sentido, asombra, porque los
ficus se han hecho muy grandes y no dejan pasar el sol y porque ha quedado casi
de cine.
Parque de Málaga
Un
tercer gran proyecto fue el parque. No solo era sembrar árboles. No. Era
ajardinar, dotar de fuentes y paseos, de dar la nota de una ciudad que honraba
sus próceres y permite pasear… En sí tenía tres ambiciones. El propio parque
con monumentos al comandante Benítez, a Cánovas – ese tardó ‘solo ochenta años’
en encontrar su sitio o Rubén Darío; enfrente, edificios notables: el
Ayuntamiento, el Banco de España, Correos (hoy Rectorado) la Casa del Jardinero
y la Aduana (que ya estaba). Se complementarían con dos jardines: los de Pedro
Luis Alonso y los de Puerta Oscura una vez recuperada la Coracha en las faldas
de la Alcazaba.
Faltaban
las fuentes. ¡Ay, las fuentes! Un pequeño estanque con cisnes tras el recinto
musical Eduardo Ocón, y una gran fuente, y como en Málaga somos así, pues se
desviste un santo para vestir a otro. Acuerdan colocar en el centro de la plaza
frente al Hospital Noble, la Fuente de Carlos V o la de las Tres Gracias. Para
el caso es lo mismo.
Esa
fuente estuvo en la Plaza de la Cuatro Esquinas, hoy Plaza de la Constitución;
luego, en la Alameda y ahora, donde la vemos, al final del parque. Es una
fuente bellísima. Se hizo en Génova y está en un lugar de privilegio, pero
quizá un poco lejos de la vista de los transeúntes. ¿Hasta cuándo va permanecer
en ese sitio? Es cuestión de tiempo… A lo mejor nosotros no lo vemos, pero como
dice el refrán, “los que vienen detrás que arreen”.
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