Noviembre 4, martes.
No sé quién la puso ni desde cuando está allí. La conozco desde niño. Me crié a su sombra y, siempre, la vi, apuntando a cualquiera de los cuatro puntos cardinales. Sobre la espadaña de la iglesia de la Vera Cruz, otea horizontes, y gira cuando sopla el viento; nunca está en movimiento y siempre parece quieta.
Tienen
mala literatura las veletas. “Ese es un veleta”. Mal asunto. No merecen ese
trato las veletas. Ésta tampoco. A mí siempre se me han antojado como el
anuncio meteorológico, pero sin palabras.
Algo así como el hombre el tiempo que habla en silencio. A saber. Si la
veleta apunta al norte, viento seco; calor en verano y frío en invierno; si a
los Lagares, levante, nubes de mañana, blandura,
humedad…; si al sur, buen tiempo. El oeste para nosotros es otra cosa. Si
apunta al tejado de
El agua es la vida. Se preguntaba Larra, cuando veía los secarrales de España, dónde estaba el agua. El agua, maestro, (aunque usted preguntaba por otra agua) está en la mar. Viene de la mar. Del Atlántico, para nosotros, y viene cuando la veleta de la Vera Cruz apunta al tejado de La Balita.
Desde que el progreso se apoderó de la calle perdieron protagonismo las veletas. Las antenas de televisión, primero; las parabólicas después, se adueñaron de los tejados. La visión ya no es la misma. Ahora son bosques de artilugios que enrarecen el azul del cielo y pintorrean el horizonte.
Ya no quedan mininos, ni gallos que canten al día desde los caballetes de los corrales. También se han perdido los gallos metálicos en los pináculos más altos. Decía Leguineche que bajo un tejado con veleta vivía, aunque podría estar camuflado, un poeta. Naturalmente, Manu, no ha visto las horteradas que ponen los nuevos ricos… Nosotros, en cambio, sí tenemos la suerte, de ver cada mañana, sobre la espadaña blanca, enhiesta, desde sabe Dios cuándo, la veleta de la Vera Cruz.
Dice el
hombre del tiempo, los paneles de la autovía, también, que puede llover en
nuestra zona. No sé. Tengo mis dudas. Hace un rato, la luna casi llena (le
falta muy poquito) y la veleta apuntaba al norte… Mañana, si Dios quiere,
salimos de dudas.
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