Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Cacahuetes huecos

 

                        Estorninos en otoño.

Noviembre, 12 miércoles.

Una bandada de estorninos caía sobre los olivares de la Cuesta del Convento. La tarde estaba soleada. Buscan la aceituna madura. Era una bandada grande y, desde el cielo planeaban hasta hallar lo que buscaban desde arriba. Se han tirado, en picado y, ya en el suelo, se han camuflado entre la otoñada que comienza a salir.

Avanza el otoño con unas temperaturas que no parecen lógicas. Calor durante el día, algo de fresco a la caída de la tarde y frío por las mañanas antes de salir el sol. Parece, según dicen, que las estaciones están trastocadas. Me dicen que las lluvias han arrasado parte de España y a otros sitios, como es el nuestro no han llegado, aunque informan que por Azores viene una borrasca de la grandes…

La televisión da noticias de terror. La droga antes, silenciosamente, ahora ya a ojos vista se introduce en España de manera imparable. El Guadalquivir es la autovía por donde parece que entran como usted puede entrar por el portal de su casa. Según un informe de expertos viene desde Argelia o en drones desde Marruecos. Han optado por buscar otros caminos. Enriquece, a unos pocos; arruina, la vida a muchos. La policía según un experto no puede hacer frente a lo que se la ha venido encima. ¿Y la sociedad?

He optado por no ver la televisión. Hay tal avalancha de malas noticias que el día no ha comenzado y ya te lo han amargado. Venden algo así como una sociedad carente de ideales cuando no una masa de gente amorfa y perdida. Esta mañana alguien importante decía que la gente joven prefiere la teja a la bandera. Es verdad que con las cosas de comer no se juega. Llevan mucho tiempo vendiendo cacahuetes vanos. El refranero es muy claro. “De aquellos polvos, estos lodos”.

La gente se está bañando, a mediados de noviembre, en las costas del sur de Andalucía… ¿Es o no es todo esto un jeroglífico?