miércoles, 29 de enero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Málaga, la bella

 

                    Casa Onieva. Arq. Guerreo Strachan


29 de enero, miércoles. Arranca casi en lo que fueron, en su día, las paredes del Puerto. Es la segunda línea de playa. Se hizo de espaldas al mar, porque entre el mar y ella, estaban las vías del tren, aquel suburbano que pasaba por Vélez y llegaba hasta el Boquete de Zafarraya.

La burguesía malagueña del siglo XIX se extendió por la zona. Construyó villas de recreo y veraneo. Era lugar de descanso. Enfrente,  muy lejos, si se  subía, un poco a las faldas del monte san Antón, en el horizonte se divisaba las montañas del Atlas en los atardeceres claros del mes de mayo...

Cuatro avenidas se daban la mano una a otras – como los vagones del tren que pasaba por su suelo – solo que ellas estaban quietas. Reding, Priés, Sancha y Joaquín Sorolla, hasta el mismo Limonar donde se construyeron mansiones. Pregonaban lujo y poderío económico.

Málaga históricamente ha sido una ciudad ‘libre’. No dependió nunca de ningún conde, marqués o duque. Eso tuvo la ventaja de ir siempre a su aire, tan a su aire que incluso le volvía las espaldas a sus propios hijos. La copla popular acuñó: “Adiós Málaga la bella / tierra donde yo nací / fuiste madre para todos / y madrastra para mí”.

Esa carencia de nobleza dueña de la tierra también le privó – tampoco creo que haya que llorar por eso – de una arquitectura palaciega clásica que en otras ciudades han contribuido a darle un aire diferente y, en ocasiones, para pregonar la derrota económica ante la imposibilidad de mantenerlos. Hoy, algunas suspiran por caer en manos de las administraciones públicas o de constructoras que, en algunos casos, en otros no, respetan sus fachadas y aprovechan los interiores para reconvertirlas en sitios de habitabilidad u hoteles de lujo.

La burguesía comercial y empresarial se enriqueció en otros lugares de las ciudad, se expandió  y en ella, posteriormente, bien entrado ya el siglo XX se enriqueció reconvirtiendo la zona en un lugar de belleza. La construcción de un paseo marítimo desde puerto a los Baños del Carmen, la desaparición del ferrocarril, la recuperación de la playa de la que han alejado los colectores y dotada de arena acarreada artificialmente, ha hecho que mire, de nuevo al mar.

No han podido parar la voracidad de la desarrollismo desordenado y especulativo antes de la entrada en vigor de las leyes de urbanismo. Eso ha terminado con edificios de enorme belleza imitadora del secesionismo vienés, del mudéjar moderno, de jardines con verjas y de la influencia francesa. Tampoco han frenado los temporales de levante. Se presentan indefectiblemente, cuando les apetece….

 

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