12 de enero, domingo. Se aproxima la menguante de
enero. Es la primera – de las otras tres fases de la luna, a saber, nueva,
creciente, y llena - en este año. Dicen que la luna es mentirosa. Si podemos
escribir en el cielo, con la silueta de su figura, la palabra “creciente” no
hay que hacerle caso. Está en menguante.
En la menguante de enero
aconsejan que es tiempo de sembrar los ajos; se sacan por San Antonio. También lo aconseja el refranero,
compendio de la sabiduría popular, y guía de la filosofía parda:
"Tantos días tiene enero como ajos pierde el ajero”
Cervantes en El Quijote hace
muchas veces referencia al ajo. Lo como algo consustancial a la villanía; no lo
aconseja. De hecho, a ajos, le huele en
el Toboso la tosca mujer que don Alonso confunde con su amada Dulcinea:
“Porque te hago saber, dice
en el capítulo X de la II parte, Sancho, que cuando llegué a subir a
Dulcinea sobre su hacanea, según tú dices, que a mí me pareció borrica, me dio
un olor a ajos crudos, que me encalabrinó y astosigó el alma”.
Vuelve al tema en el capítulo
XXXV, también de la II parte, y es lo primero que don Quijote le proscribe a
Sancho cuando parte para gobernar la ínsula: “don villano, harto de ajos, amarraros
he a un árbol como vuestra madre”.
A pesar de la hostilidad de
Cervantes hacia el ajo, a finales del siglo XIV y comienzos del XV, el Diccionario
de Autoridades lo considera un alimento primordial. Lo compara con la
cebolla y dice que “tiene virtud aguda, caliente, y vigorosa” y dice que es
“socorro grande de gente trabajadora”.
De hecho, en las comidas del
pueblo llano casi nunca falta de una u otra manera y entra en la composición
del plato que, la mayor de las veces era, incluso, plato único. Pienso, por
ejemplo, en la sopa castellana que ayuda a combatir los fríos invernales de la
tierra y que lo lleva incluso como identificativo y la denomina: sopa de ajos.
El refranero aún lo trata mejor. Dice que: “Ajo crudo y vino puro, pasan el
puerto seguro”.
Pertenece a la familia de las
liliáceas repele por su olor y porque se repite con frecuencia. Los proclives a
su uso lo declaran como el mejor antibiótico natural y lo aconsejan como algo
que debería tomarse por costumbre en ayunas acompañado de un zumo de limón,
vitamica C, a las que une más vitamina C que él posee, vitamina B6, yodo,
potasio, fósforo, manganeso, y selenio…
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