domingo, 12 de enero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Llega su tiempo de siembra

 




12 de enero, domingo. Se aproxima la menguante de enero. Es la primera – de las otras tres fases de la luna, a saber, nueva, creciente, y llena - en este año. Dicen que la luna es mentirosa. Si podemos escribir en el cielo, con la silueta de su figura, la palabra “creciente” no hay que hacerle caso. Está en menguante.

En la menguante de enero aconsejan que es tiempo de sembrar los ajos; se sacan por San Antonio. También lo aconseja el refranero, compendio de la sabiduría popular, y guía de la filosofía parda: "Tantos días tiene enero como ajos pierde el ajero”

Cervantes en El Quijote hace muchas veces referencia al ajo. Lo como algo consustancial a la villanía; no lo aconseja. De hecho, a ajos, le huele  en el Toboso la tosca mujer que don Alonso confunde con su amada Dulcinea:

“Porque te hago saber, dice en el capítulo X de la II parte, Sancho, que cuando llegué a subir a Dulcinea sobre su hacanea, según tú dices, que a mí me pareció borrica, me dio un olor a ajos crudos, que me encalabrinó y astosigó el alma”.

Vuelve al tema en el capítulo XXXV, también de la II parte, y es lo primero que don Quijote le proscribe a Sancho cuando parte para gobernar la ínsula: “don villano, harto de ajos, amarraros he a un árbol como vuestra madre”.

A pesar de la hostilidad de Cervantes hacia el ajo, a finales del siglo XIV y comienzos del XV, el Diccionario de Autoridades lo considera un alimento primordial. Lo compara con la cebolla y dice que “tiene virtud aguda, caliente, y vigorosa” y dice que es “socorro grande de gente trabajadora”.

De hecho, en las comidas del pueblo llano casi nunca falta de una u otra manera y entra en la composición del plato que, la mayor de las veces era, incluso, plato único. Pienso, por ejemplo, en la sopa castellana que ayuda a combatir los fríos invernales de la tierra y que lo lleva incluso como identificativo y la denomina: sopa de ajos. El refranero aún lo trata mejor. Dice que: “Ajo crudo y vino puro, pasan el puerto seguro”.

Pertenece a la familia de las liliáceas repele por su olor y porque se repite con frecuencia. Los proclives a su uso lo declaran como el mejor antibiótico natural y lo aconsejan como algo que debería tomarse por costumbre en ayunas acompañado de un zumo de limón, vitamica C, a las que une más vitamina C que él posee, vitamina B6, yodo, potasio, fósforo, manganeso, y selenio…

 

 

 

 

 

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