domingo, 26 de enero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Calle Andrés Pérez

 




 Calle Andrés Pérez. A la der. Iglesia de las Catalinas


26 de enero, domingo. Es lo menos que se vende en calle y quizá lo más que puede darse en ofertas (no hay portal que no tenga un comercio original y moderno con ofrecimientos que asombran). Comunica la Palza de los Mártires con calle Carretería. Es estrella, lóbrega y umbría. No entra el sol y se dan la mano los balcones. Tiene embrujo, ese aquel que la hace diferente y, en cierto modo, superviviente a desamortizaciones y guerras. Salvada de la piqueta que casi la mira de reojos por lo poco que puede sacar de ella.

Si se entra por Carretería, la iglesia de las Catalinas, dice de una Málaga que ya no es. O sea, de aquella de conventos de monjas, de misas tempraneras y de campanas que llamaban a los oficios religiosos; de la que forma un dédalo de calles por las que perderse en un laberinto del que siempre se sale y se disfruta de todo lo que regala.

La iglesia de las Catalinas es un edificio del siglo XVIII proyectado para una vida conventual. Fue durante mucho tiempo sede canónica de la Cofradía de Viñeros de enorme poderío económico antes de la filoxera que destruyó el cultivo, arruinó la economía e hizo que mucho de todo aquel emporio pasase a los libros de Historia.

Rosario Camacho en su Guía Histórico-Artística de Málaga dice que su barroco es ‘depurado’,  aunque asimila maneras y formas del rococo. Destaca su austeridad y no tiene la frialdad del neoclasicismo. ¿Se entiende ahora eso de “mas en menos” que me gusta tanto utilizar?

Las madres dominicas llegaron a Málaga en 1720 se instalaron al otro lado del río – el Guadalmedina, aquí está muy cerca – en la calle de la Puente, en la ermita de la Aurora. En 1759 recibieron una donación de unas casas y trasladaron allí su convento, en 1789. Han permanecido allí hasta hace muy poco que como consecuencia de los tiempos que corren la Comunidad ha cerrado sus puertas.

Casi a la entrada de la calle - siempre dirección a la Plaza de la Mártires-   una tienda de antigüedades, ofrece una mercancía sumamente original y de enorme calidad. Se rotulan como la Casa del Cardenal en recuerdo del arzobispo de Granada José Moreno Monzón que nació en ella en 1850. Fue, también Patriarca de las Indias y Senador en la corte del Rey Alfonso XII. La edificación es prototipo de la arquitectura malagueña del siglo XVII…

Hay otros comercios, multitud de ofertas y variantes de todo lo que pueda pensar,  pero si usted es amante del helado no pase de largo por Casa Mira. No es mal amigo quien aconseja…

 

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