lunes, 27 de enero de 2025

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Hoy...

 



27 de enero, lunes. Decía Manuel Machado algo así: “el hombre para ser hombre / necesita tres valías: / hacer mucho, / hablar poco / y no alabarse en su vía…” Me atrevo romperla un poco. Permitidme que, hoy, precisamente hoy, hable de mí. (Antes de seguir muchas gracias por tantas cosas bonitas como me decís)

Dice, eso que llaman carné de identidad, que hoy caen 78 años. Un montón de hojillas del almanaque, unas detrás de otras. Si tuvieran que separarlas, como aquello de los “buenos y los malos” pues en el primero un montón, enorme; de lo segundo, ni me acuerdo.

Uno, dado a hurgar en los papeles viejos, echa manos al recuerdo. De ese cúmulo de hojas saco:  Siglo XVII, el primer Morales censado es Salvador de Morales “el Viejo” (¿1674?) natural de Málaga casado con María Tomasa del Rosario Campo. En 1718 aparece empadronado en la calle de la Parra de Álora.

A caballo con el XVIII, Salvador de Morales Zambrana (h. 1674 – 1732) de profesión maestro tejero, casado con Ana de Robles. Salvador de Morales (h. 1705 – 1735) y Francisco Salvador de Morales (h. 1733 – ?).

En el XIX Antonio Morales Sánchez, segundo alcalde Constitucional en 1813, casado con María Sánchez Díaz. José Morales García (1842-1883), casado Antonia Morales Morales.  Su lápida es la más antigua del cementerio de Álora. Tengo su fotografía. Era mi bisabuelo. José Morales Morales (1878-1964), casado con Ana Pérez García.

En el XX, José Morales Pérez (1912-1949), casado con Francisca García Morales… Es el árbol genealógico por línea de varonía. Continúa Ana Belén Morales Rivero, Ignacio Sánchez Morales. Suma y sigue…

Hoy, mi entrañable amigo Jaime Rittvagen me ha puesto un vídeo de felicitación. Ha tomado la música de Suspiros de España que escribió Antonio Álvarez Alonso en una cafetería de Cartagena. La letra – de lo que me ha enviado Jaime – no sé de quien es. Dice así: “Quiso Dios / con su poder/ fundir con cuatro rayitos de sol / y hacer con ellos una mujer / y al cumplir / su voluntad / en un jardín de España nací / como la flor en un rosal…”

Esa mujer era mi madre. Sin ella... Dios, mío sin ella todo lo que ha venido después, imposible. Por ley de vida ni ella ni mi padre están ya aquí físicamente; de la otra manera, de esa que vive dentro de cada uno de nosotros siguen vivos y estoy seguro porque a todos nos pasa igual, le hablamos, les contamos, les decimos…

A todos cuantos la vida, de una u otra manera, ha puesto en el camino de vida, gracias, muchas gracias. Ah... Las rosas de hoy tienen destino, se entiende ¿verdad?

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