Desembocadura del arroyo de las Piedras en el Guadalhorce
31 de enero, viernes
- Porque ¿sabe usted?, me dice a modo de pregunta, pero afirma, este arroyo nace en la sierra de Antequera. Es largo y cuando se le hincha las narices, temible…
El hombre es mayor, o sea, viejo. Ligero de carnes como un junco y de poca estatura. Tiene dos surcos hondos en la cara. Bajan de las sienes a casi los maxilares inferiores de ambos lados. Ojos vivos, profundos, de quien sabe mucho y dice lo que quiere y a quien quiere. Su cara está morena de soles y vientos, de eso que llamamos camino de la vida.
- Sí, le contesto, el arroyo de las Piedras. Y ese, de enfrente, le pregunto, mientras alargo el brazo, y le señalo, ¿también vienen de El Torcal?
- No. Ese es el arroyo del Buho. Recoge las aguas “de este lado” de las Cuerdas y de la Sierra de Chimenea…
Hablo un rato más largo con el hombre que se abriga con un blusón azulado; pantalones de los que usará todo el invierno y botas que imitan al cuero de antes. Se abriga el cuello con una bufanda de cuadros. No se le cae el cigarro de la comisura de los labios…
Yo sé, pero no sé lo digo, que el arroyo de las Piedras es el Wadi Nescania de los árabes. Nace en la vertiente norte de la Sierra de Chimenea, en los Prados de Eslava, en las proximidades de los cortijos de Chimenea, Arevalillo y los Álamos que están dentro del término municipal de Antequera.
Atraviesa las tierras de los cortijos de Doña María, la Encinilla, El Chopo, y Checa. Bordea el Valle de Abdalajís al que don Javier de Burgos, en el siglo XIX, cuando hizo el reparto de términos, casi lo dejó sin tierras de labor, y le dio, eso sí, un pedazo grande de sierra caliza.
Sigue -el arroyo- por los Barrancones, Cañón de Álora, salva El Peñón del Negro, tierras de la Huerta de Loja, de la Viuda y Casablanca y desemboca en el Guadalhorce frente a la barriada de Las Mellizas.
No hay que ser un lince para saber que su nombre actual se debe a la proliferación de cantos rodados que hay en su lecho como consecuencia de la erosión y el arrastre de las aguas. Son cantos kárticos que fueron fondos marinos en el período Jurásico…
Se considera la
comunicación natural entre el Valle del Guadalhorce y la Depresión de
Antequera. Aparece en el Libro del Repartimiento, finales del siglo XV, como
“río de la Piedras” en la delimitación de las tierras que dan en El Chopo a
Juan de Aguilar.
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