miércoles, 15 de enero de 2025

Un hoja suelta del cuaderno de bitácora. Antonio J. López Nieto

 

                                     


Antonio Jesús López Nieto ha sido al arbitraje en España ,como el Ganges a los ríos sagrados; el Nilo a Egipto;  la ginebra Larios al Gintonic; el Cautivo a la noche del Lunes Santo o el Chiquito a la calle Ancha del Carmen.

A Antonio lo conocí en el Club Gastronómico, “Paco Rengel” a donde me llevó Paco “que está en el cielo”, en compañía de Felix Rivadulla, Josevi Astorga y Antonio Roche. Yo, entonces era corresponsal de SUR en Álora. Luego, por distancia, tiempos, avatares.., a veces, hemos coincidido y otras hemos estado más alejados. Siempre nos ha unido el afecto y la alegría del reencuentro.

Cada tercer miércoles de mes, desde hace 29 años, nos sentamos en torno a la mesa y compartimos un rato de tertulia y reencuentro. Éramos un grupo reducido.

Este año el Club – lo hacemos cada año - entregamos una biznaga al que consideramos el “Malagueño del Año”. Le ha correspondido a Antonio por su trabajo al frente de Unicaja-Baloncesto.

Se une al Grupo en el que están el Maestro Alcántara, - quien dijo que “la biznaga es más que una flor y menos que una estrella”, Antonio Banderas, Fernando Hierro, Salva Reina… 

Rebobino. Me voy a un puñado de años atrás. Antonio Jesús representaría al arbitraje español en el Mundial de Corea y Japón. Gastronómico en el Mesón Santiago, en la calle Correo Viejo. En un momento de la comida le pregunté, qué hecho recordaba como algo que le había marcado de manera especial en su vida. Yo esperaba que me hablase de alguno de esos que llaman ‘partidos del siglo’, de algún encuentro internacional, de aquel famoso de Kiev donde él tuvo la honradez de denunciar el intento de soborno, de …

- Entrar - me contestó -, por calle Larios, de mayordomo del Chiquito, la noche del Jueves Santo…

Después vinieron viajes a la feria de Sevilla, a Álora, al Museo Taurino de Emilio Carmona…

Tradicionalmente, el árbitro español que se retiraba pitaba la final de la Copa del Rey.  Programamos un gastronómico en Madrid, acompañándolo. Le tocaba a Antonio aquel partido. ¡Miren por dónde! llegan a la final el Recreativo de Huelva y el Mallorca. Un árbitro del Colegio Andaluz no podía pitar a un Club andaluz.

Le asignan el último partido de Liga: Osasuna-Alavés. Alto riesgo por muchas cosas, entre otras porque Osasuna estaba salvado; el Alavés tenía que ganar sí o sí porque de no hacerlo, era el descenso…. Pitar aquel partido era algo así como tener una plancha caliente en el bolsillo del pantalón… Vino la suerte a verlo. El Alavés descendió, matemáticamente, la jornada anterior. Se acababa el dramatismo.

Uno grupo, doce o quince… Fletamos un autobús. (Un recuerdo, Antonio gratísimo para tu padre, que también está en el cielo). Fuimos a dormir al Señorío de Ayala. Los árbitros vizcaínos, con Urizar Azpitarte a la cabeza, nos prepararon una cena pantagruélica…

A la mañana siguiente, a Pamplona. La comida con Undiano Mañenco de anfitrión, por el estilo de la de la noche anterior. Antonio y Victoriano Giráldez que iba de auxiliar (no recuerdo quien era el otro) no asistieron. La Federación en los partidos trascendentales les obligaba a estar concentrados las 24 horas anteriores en el hotel… Este hombre cumplidor hasta le mínimo detalle… Recuerdo que llevaban un traje gris perla.

Osasuna nos ubicó en un palco preferencial. El ambiente, el propio de la rivalidad de vecinos. A pesar de lo avanzado de la primavera una de las bandas del campo, en la que no daba el sol, estaba helada. En un momento del partido una entrada…. Desde el palco nos pareció que había sacado billete directo para la ducha. Antonio desde el centro del campo corrió como exhalación al lugar. Nosotros - como si en el campo pudiese escuchar, -le gritábamos: Antonio, no; Antonio, no… Él, vehemente balanceaba los brazos, inclinado hacia el jugador que teatralizaba en el suelo… Se quedó en tarjeta amarilla. Cuando terminó el partido y nos reencontramos el grupo, le pregunté:

- Antonio, ¿qué le decías al jugador?

- “Levántese, que se va a enfriar”.

Nosotros no nos enfriamos.  Prosigue la amistad. Antonio es la releche.

 

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