Antonio Jesús
López Nieto ha sido al arbitraje en España ,como el Ganges a los ríos sagrados;
el Nilo a Egipto; la ginebra Larios al Gintonic;
el Cautivo a la noche del Lunes Santo o el Chiquito a la calle Ancha del
Carmen.
A Antonio lo
conocí en el Club Gastronómico, “Paco Rengel” a donde me llevó Paco “que está
en el cielo”, en compañía de Felix Rivadulla, Josevi Astorga y Antonio Roche.
Yo, entonces era corresponsal de SUR en Álora. Luego, por distancia, tiempos, avatares..,
a veces, hemos coincidido y otras hemos estado más alejados. Siempre nos ha
unido el afecto y la alegría del reencuentro.
Cada tercer
miércoles de mes, desde hace 29 años, nos sentamos en torno a la mesa y
compartimos un rato de tertulia y reencuentro. Éramos un grupo reducido.
Este año el Club
– lo hacemos cada año - entregamos una biznaga al que consideramos el
“Malagueño del Año”. Le ha correspondido a Antonio por su trabajo al frente de
Unicaja-Baloncesto.
Se une al Grupo
en el que están el Maestro Alcántara, - quien dijo que “la biznaga es más
que una flor y menos que una estrella”, Antonio Banderas, Fernando Hierro,
Salva Reina…
Rebobino. Me voy
a un puñado de años atrás. Antonio Jesús representaría al arbitraje español en
el Mundial de Corea y Japón. Gastronómico en el Mesón Santiago, en la calle
Correo Viejo. En un momento de la comida le pregunté, qué hecho recordaba como
algo que le había marcado de manera especial en su vida. Yo esperaba que me
hablase de alguno de esos que llaman ‘partidos del siglo’, de algún encuentro
internacional, de aquel famoso de Kiev donde él tuvo la honradez de denunciar
el intento de soborno, de …
- Entrar - me
contestó -, por calle Larios, de mayordomo del Chiquito, la noche del Jueves
Santo…
Después vinieron
viajes a la feria de Sevilla, a Álora, al Museo Taurino de Emilio Carmona…
Tradicionalmente,
el árbitro español que se retiraba pitaba la final de la Copa del Rey. Programamos un gastronómico en Madrid,
acompañándolo. Le tocaba a Antonio aquel partido. ¡Miren por dónde! llegan a la
final el Recreativo de Huelva y el Mallorca. Un árbitro del Colegio Andaluz no
podía pitar a un Club andaluz.
Le asignan el
último partido de Liga: Osasuna-Alavés. Alto riesgo por muchas cosas, entre
otras porque Osasuna estaba salvado; el Alavés tenía que ganar sí o sí porque
de no hacerlo, era el descenso…. Pitar aquel partido era algo así como tener
una plancha caliente en el bolsillo del pantalón… Vino la suerte a verlo. El Alavés
descendió, matemáticamente, la jornada anterior. Se acababa el dramatismo.
Uno grupo, doce o
quince… Fletamos un autobús. (Un recuerdo, Antonio gratísimo para tu padre, que
también está en el cielo). Fuimos a dormir al Señorío de Ayala. Los árbitros
vizcaínos, con Urizar Azpitarte a la cabeza, nos prepararon una cena
pantagruélica…
A la mañana
siguiente, a Pamplona. La comida con Undiano Mañenco de anfitrión, por el
estilo de la de la noche anterior. Antonio y Victoriano Giráldez que iba de
auxiliar (no recuerdo quien era el otro) no asistieron. La Federación en los
partidos trascendentales les obligaba a estar concentrados las 24 horas
anteriores en el hotel… Este hombre cumplidor hasta le mínimo detalle… Recuerdo
que llevaban un traje gris perla.
Osasuna nos ubicó
en un palco preferencial. El ambiente, el propio de la rivalidad de vecinos. A
pesar de lo avanzado de la primavera una de las bandas del campo, en la que no
daba el sol, estaba helada. En un momento del partido una entrada…. Desde el
palco nos pareció que había sacado billete directo para la ducha. Antonio desde
el centro del campo corrió como exhalación al lugar. Nosotros - como si en el
campo pudiese escuchar, -le gritábamos: Antonio, no; Antonio, no… Él, vehemente
balanceaba los brazos, inclinado hacia el jugador que teatralizaba en el suelo…
Se quedó en tarjeta amarilla. Cuando terminó el partido y nos reencontramos el
grupo, le pregunté:
- Antonio, ¿qué
le decías al jugador?
- “Levántese, que
se va a enfriar”.
Nosotros no nos
enfriamos. Prosigue la amistad. Antonio
es la releche.

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